Para Alicia, porque si...
El Buhonero
Silencios que llenan el alma,
Silencios que cuentan, que desatan conciencias.
Silencios en la franja mágica del dial, Silencios que rasgan el suave manto de la noche.
Silencios a una misma hora,
Silencios retrospectivos que bucean en nuestro más íntimo recuerdo, en nuestra duda, que nos pellizcan el alma.
Silencios que carraspean, que nos obligan sin violencia a relatar nuestras cuitas, aquellas cuestiones que siempre quisimos que nos preguntaran sin preguntar... esa breve pausa entre el discurso.
La bocanada de humo dulce, cargado de intenciones, mirada adormecida y generosa, regada con un sorbo de whisky on de roks, o simplemente el ámbar sin aditivos, un sorbo embolvente, quema garganta abajo...
Y el paciente voluntario, se desata, pierde el miedo y balbucea, sube el tono para romper el silencio y en total comunión , sin tapujos, sin ser abrupto, desgrana su sentir más íntimo, y sólo, ese estado provocado por quien calla, libera a ese espíritu compungido, se suelta, se deja caer como agua que arrastra al mar nuestras vidas.
Extasis provocado, sin ánimo de provocar,
Extasis que se derrama sobre la mesa.
Primera persona , la lámpara que ilumina, tamizando la noche, segunda persona, humo que exhala, volutas de ideas que suben lentas, llenas de sabiduría, del blanco al almivarado por la luz de la primera persona... la lámpara, volviendo al blanco que se pierde an la oscuridad del cuarto.
Testa levemente inclinada hacia adelante, hojos que te miran, sonrisa sin ruido que invitan a desnudar el alma.
Cuarta persona, el whisky, sorbo suspensivo, chasquear de lengua, que paciente, rebusca en el paladar, la próxima pregunta, el próximo monologo lanzado a las estrellas.
Del octavo del ochenta y cuatro, guardias voluntarias, a la espera de tu voz, de las melodías que suman ese pausado reflexionar.
Tú desde tu atalaya, en tu torre de marfil, repartiendo hondas en la noche, afinando el dial para no perder puntada, imaginándome solo, bajo la luz de una lámpara de mesa, que apenas ilumina las cuartillas, donde se recrea el silencio. Seguidor penitente, en busca de tu compañía.
Prestos al deseo implícito de ser tús pacientes...
El poeta,
los de la faranfula,
arquitectos y políticos,
los desheredados,
los sin dientes apenas,
los estrafalarios,
los crapulas de la noche, maricas, prostitutas, chulos, corre juergas,
sabios a fuerza de sufrir, visionarios, de los buenos y de los de tres al cuarto. Cantantes y libre pensadores.
Todos queriendo ocupar el diván del Loco, queriendo contar, aquello que nadie se ha atrevido a preguntar, descargando el peso de sus conciencias.
Cuando acaba su hora, salen ligeros, con una luz renovada en la mirada.
Todos queremos el arte perdido de escuchar, de preguntar sin herir, de callar a tiempo
Dejar sin urgencias, sin presiones, derramar nuestro llanto, unos de felicidad, otros de dulce agonía y los más, por arrancamos las espinas que oprimen el rosal de nuestros corazones carmesies.
Y todo debido ha este silencio eterno, al que nos condena tu insoportable ausencia.
. A la memoria de Jesús Quintero, que consiguió hacer hablar al silencio con voz propia ...
porque los dos locos que conozco me han llenado de gozo
Uno Don Quijote y el otro el Loco de la Colina
Epi o el buhonero
❤️ Precioso homenaje al dios de los Silencios, con los que lograba exaltar el poder de las palabras desde lo más profundo de cada Alma.
ResponderEliminarGrande Jesús Quintero
Gracias, busca los programas de la radio, es el Loco en esencia
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