*Hubo una vez amigo
Sancho, un alto señor rodeado de no menos altos allegados, que con una mano
saqueaban el reino mientras la otra limpia, impoluta, acariciaba cabezas de
niños, abrazaba a madres desconsoladas que habían perdido a sus hijos en
batallas, más allá de nuestras fronteras, que son muchas y muy grandes.
Este señor decía ignorar
con mano firme lo que sus allegados hacían a sus espaldas, se les solía
reconocer por llevar una rosa cosida
sobre su pecho y lo mismo había tanto señores como altas damas linajudas, que
gente llana y sencilla, sin más riqueza ni más esperanza, que su fe ciega en
estos altos señores.
Cuentan que hubo ataques
a la hacienda publica, extraños casos de guerras internas, donde aparecía algún
finado de vez en cuando, porque alguien chapuceramente lo había preparado y
decidieron un mal día que al terror se le podía combatir con más terror, pero
encubierto y desde el estado.
Muchos fueron los que se
enriquecieron bajo los años que estos señores anduvieron gobernando, muchos
años adorando al becerro de oro, y tal como entraban los dineros por una
puerta, por arte de encantamiento desaparecían por la otra.
Y esto obligo a que
interviniera la justicia, pues el asunto era tan escandaloso, que la vergüenza
obligo y la necesidad precipito que fueran juzgados y que el pueblo sabio los
castigara.
Estos señores fueron
ACUSADOS y no podían presentar sus respetos al país pues andaban bajo sospecha
y a diario salían mal parados en libelos de toda índole, de todo pensamiento y
el señor que los cobijaba vino a declarar ante el Santo Oficio y en las
instancias más altas de la justicia “que el se había enterado, por medio de
estos libelos mal intencionados, de lo que estaba pasando en su orden, en su
propia casa, lo decía de una forma cansada, con la mirada perdida como el que
despierta de una artera siesta y no le ha dado tiempo a acicalarse, por la
desidia y el aburrimiento que le acarreaba ser el líder, y no poder dedicarse a
sus quehaceres mundanos”.
Llego una orden del
reino, en la que se debían de renovar las cortes, las alcaldías y un largo etc.
de estamentos, que permiten mantener en armonía el reino. Pero se encontraron
con un problema de semántica con esta palabra de ACUSADOS, pues los sabios que hilaban las letras para
formar palabras y dotarlas de un significado, explicaban a todo el que quería escuchar que ACUSADO significaba,
persona a quien se acusa, y los señores trapaceros no se les ocurrió
otra, que cambiar esta palabra que hartamente les perjudicaba en sus planes de
perpetuidad, decidieron cambiarla por
otra con la insana intención, de permitir que las malas artes quedaran exentas
de responsabilidad, pudieran tirar por mercados y plazas, vendiendo su palabrería,
esos cantos de sirena que endulzan oídos,
y de esta manera, dejar impunes y en sus puestos de poder a estos
corruptos.
-Razón tiene mi señor,
que ahora se intitulan IMPUTADOS, a aquellos que fueron en su día ACUSADOS,
pero ya ve usted mi señor Don Quijote, lo que es la ignorancia de las cosas, el
no querer cultivarse, y decirle que de aquellos polvos, estos lodos, es todo
una. Y más le digo que el trabajo no les fue en vano, pues mi Sanchica cuando
viene de la escuela llorando, le pregunto que le ha pasado y me contesta entre
mocos y lagrimas que le insultan diciéndole que es una acusica o chivata, por
lo que doy a entender que la gravedad que en si contiene la palabra acusado,
gracias a la ardua labor de estos impresentables, ha quedado devaluada y ya no
da lugar a su significado natural.
*Bien sancho prosigamos,
vallamos en trotecillo hacía esos árboles y cojamos su sombra prestada, que el
sol manda y la armadura se recalienta sobre manera, pero sigamos con la
historia.
El pueblo llano y sabio
consiguió ver claro lo que pasaba y decidió castigar a estos señores, desterrándolos
del poder. Llegaron los nuevos señores, a los que se les recordó que estaban
para servir al pueblo, pero más de lo mismo, robos, guerras que no aportaban
nada (porque nunca una guerra ha aportado nada que no sea dolor y desgracia, y
pingues beneficios para sus bolsillos,
que todo es licito incluso la vida ajena, cuando de enriquecerse se trata…).
Pero ya la cosa estaba
viciada y estos nuevos Señores que se denominaban populares, vaciaron la zeca,
corrompieron todo lo que quisieron y más, sacaron los dineros de aquí para
llevarlos a hurtadillas a otros paraísos. Ya el país estaba repartido en
pequeños reinos de taifas, donde también se implanto la soberbia, la ignorancia
y el latrocinio, erigieron obras faraónicas que ya las quisiera nuestro rey,
que también a fuerza de quitar se hizo el monasterio ese del Escorial, con
dineros del pueblo y entregándolo a los príncipes de la iglesia
-Que con ella hemos
topado y seguiremos mi señor don quijote
*Bien sancho sin
distraernos mucho, te diré que estas dos ordenes, la de la rosa y la del
pajarito, pactaron perdonarse todo lo que pudieran y más, para mantenerse
alternativamente en el poder y para ello fueron engordando a amigos y
prebostes, con la intención de tener un buen colchón donde terminar los últimos
años de su desdeñable mal servicio a la nación.
Volvió el agua a su
cauce, volvió una falsa sensación de bienestar y de que todo marchaba bien,
llegando incluso a la insana lucidez, de hacérselo creer al pueblo, dejando que
sus vidas mejoraran artificialmente, deduciendo de esto, “si a mi me va bien es que todo esta bien”.
Pero como suele pasar Sancho, de mirar a otro lado…
-Tanto va el cántaro a
la fuente que acaba por romperse.
*Cierto Sancho, como te
iba diciendo, fue tan descarado y lo sigue siendo que estas dos ordenes mayores
y algunas que otras no tan grandes, más
los agentes sociales, banqueros, constructores etc. se vieron llenos de
IMPUTADOS que según los señores de las palabras, determinaran que IMPUTADO es
una persona, contra quien se dirige un proceso penal.
Pues bien, una voz se
levanto para pedir que nadie que estuviera con este San Benito a cuestas pudiera
presentarse para que el pueblo lo legitimara nuevamente por otros cuatro años.
-Ya mi señor, y estos y
los otros acordaron dar otra patada a la enseñanza y al vocabulario, declarando
nula la imputación y pasando a llamarse INVESTIGADOS, por lo tanto, los volvemos a
tener encima, libres de polvo y paja.
Si la santa madre
iglesia hubiera obrado de la misma manera hoy tendría más acólitos y menos
detractores. Pero claro no se puede ni debe ser juez y parte en estos
menesteres.
*Sancho que te me
escapas, pero se decir que no andas muy desencaminado.
Y sí recordarte, ahora
que todo el mundo es bueno, y ha sido absuelto, librado de cadenas y galeras, ¡vuelven
a la carga más crecidos aún!
-Si, y no se me escapa
que ahora los únicos que han de tener vergüenza son esos a los que intitulan
como INVESTIGADOS y que esta lista permanece si se me permite la expresión
virgen, sin macha.
¡Sancho…!
-Disculpe vuestra
merced, pero ahora y como siempre, la señora justicia por ellos apresada y
manipulada, sigue más ciega aún, por que a resultas de estos cambios de
palabras. El humilde , el necesitado el ladronzuelo de poca monta, el inocente
que no tiene para defenderse si puede ser y sigue siendo para su desgracia
quien soporte con todo el rigor, la pesada carga de inmundicia que por su peso
cae sobre sus hombros, ¡y al que sí! se le aplican como validas y para
justificación de su condena las antes citadas palabras de Acusado, Imputado e Investigado,
marchando por orden expresa, a fila de condenados, a galeras y ha estar privado de eso que
llamamos libertad y que nunca debimos de perder.
-Bien dices Sancho, que
estos mal nacidos, son todos culpables ya sea como Acusados, Imputados e
Investigados, pues mientras unos hacían y se enriquecían, los otros miraban
para otro lado y negaban la menor, incluso defendían a capa y espada estos
excesos.¡ A la par que el pueblo se quedaba sin casa donde guarecer sus penas,
sin alimentos con los que llenar sus estómagos, sin dignidad para presentarse
ante sus hijos, sin las merecidas ayudas a una vida de trabajo!, porque ellos y
nada más que ellos se lo fueron puliendo, empaquetando y sacándolo del país,
ante la mirada bobina del pueblo. Los grandes de España con sus líos, tapando e
intentando defender lo indefendible, los príncipes de la iglesia arremangados
igualmente. Denigradas las personas, rota la igualdad, humillada y artos de
excesos, veremos que nos depara el futuro. Porque esta aventura Sancho nunca
debió de iniciarse, y no por grande que sea, sino porque esta nación nuestra,
necesita de un respiro, de una paz y unas libertades reales, sin esta lacra de
siglos que nos lastra…
-Y yo mi señor sentencio
sin miedo a equivocarme. Que tanto los Acusados de ayer, los Imputados
de hoy y los Investigados del futuro, no deberían por respeto a la sociedad,
presentarse, a esto que llaman elecciones para dirigir los destinos y vidas del
pueblo.
Pero esto es olla grande
donde comen muchos y laboran pocos, teta gorda que amamanta a más de un mamón
que esta esperando que caiga ese para ponerse él. Que parece que nada más
hubiera en este país, más que unos
cuantos miles de almas, cuando en la realidad vivimos o al menos lo intentamos
unos cuantos millones
Y por terminar tan Acusados,
tan Imputados
y tan Investigados, han de ser
los que faltaron, como aquellos que se creen libre de culpa, por que con su
silencio ellos también se beneficiaron y con su rastrera aptitud los protegen a
capa y espada, ¡mal que nos pese al
resto…!
Como
siempre sean ustedes moderadamente felices
¡Ah! y no lo olviden, no
por decir Chocolate al Cacao, este deja de seguir siendo tan espeso.
Epi