martes, 24 de junio de 2014

El último adiós…


Aún recordaba cuando de niños corrían cogidos de la mano por las fincas colindantes al pueblo, del sabor del agua cuando el se la acercaba en el cuenco formado por sus manos y ella intencionadamente lamía su palma, mirando por el rabillo del ojo como él se estremecía y la mojaba para que se apartara mientras ella reía como una niña, la misma mano que cogiera la suya para ayudarla a encaramarse en la vetusta higuera, donde solían pasar largos ratos imaginando, una casa a esa altura envueltos en el aroma dulzón de los higos maduros.
Manos que por primera vez dejaron de ser inocentes, para recorrer su cuerpo, ella era ahora la que se estremecía con el dulce recuerdo. Ahora tan distantes y tan frías como el mármol.
Con la esponja humedecida fue limpiando el rostro de él, miro sus ojos cerrados,  – que se parece el sueño a la muerte, pensaba en voz alta, esperando una respuesta que jamás llegaría.
Fue atusando el pelo, desenredando con amor el entresijo de caracoles negros que cubrían su frente, metiendo los dedos, como si quisiera atrapar su pensamiento, apoderarse de sus recuerdos y comprobar que ella formaba parte o al menos un apartado especial, en ese mundo que se imaginaban y donde vivían a espaldas del resto, cuando aún la vida eran  risas, pequeñas riñas amorosas para futuros reencuentros.  

Los parpados cerrados ocultaban el negro de sus ojos, espacio infinito donde ella se miraba coqueta y esa nariz recta de corte romano, como esa estatua de Adriano o la del bello Antínoo, al que por amor levanto la bella ciudad de Antinópolis, en el antiguo Egipto. Se sonreía para sí, que ella era de chicha y no de limoná como solía decirse (ni chicha ni limoná, ni carne ni pescado).

Admiraba a ese emperador capaz de tanto amor y a su amado, por el supuesto suicidio para que Adriano pudiera burlar a los fatídicos hados que abrían predicho su muerte. Sí, le gustaba esa entrega, su vida a cambio de que él viva más tiempo del establecido, en fin es lo que había leído, y la historia ya se sabe, la escriben los vencedores. Aún así le encantaba ese relato.

Una lagrima se le escurría por la mejilla, agua salada que tantas veces el con un beso le arrebatara, llevando sus labios a los de ella, devolviéndole la seguridad y la fuerza que a menudo ella perdía. Frontera de besos pasados, de versos escritos que en la intimidad le recitara, susurro de agua, manantial sereno donde su corazón descansara y ese talle... Tronco poderoso, en el que descansara entre lance y lance, ahora lo besa con nostalgia mientras la esponja absorbe el agua aromatizada que ha quedado estanca en su ombligo, poza minúscula, cordón umbilical de sus pasiones.

 –Quien fuese Diosa, quien tuviera en su mano el poder de regresarlo, no llevaba ni doce horas ausente y ya lo echaba de menos, como si las doce horas fuesen doce años y su memoria… -¡Que perra vida! se sorprendió gritando en la soledad de esa habitación. Despacio lo fue vistiendo, su camisa de lino, arremangada media cuarta por encima de la muñeca, como a él le gustaba, el pantalón de hilo, con esa caída, delataban unas piernas bien formadas, de músculos estilizados y unos pies perfectos en sandalias de cuero.
Abrió el sobre que le dejara sobre la mesita, leyó detenidamente, doblo la cuartilla varias veces, luego la beso y la escondió entre las ropas de él.

                                               *       
Cuando yo muera que no me lleven flores
Que se ahorren las lágrimas póstumas
Pues en vida no estuvieron cuando los necesitaba
                            *
¡Que no vengan!...
Te lo ruego… pues la gélida muerte me mantendrá desprotegido,
Estático y expuesto a las miradas curiosas y sin respeto,
Sin amor… de esos que andan de entierro en entierro
Para así asegurarse un lleno completo en tan aciago momento

                            *
Visitadores ávidos de chismorreo, querrán acompañar a este cuerpo
Hasta su última morada y eso no me apetece
Es como asegurarse que te dejan bien encerrado,
Sin salida, para formar parte de tan sórdido lugar
                            *
¡Que ya es duro  morirse!
Quedarse en la más absoluta de las inequidades que es la muerte
En el limbo ficticio de las religiones
                            *
Cuando yo muera tan solo tu presencia hara más llevadero el viaje
Tus manos sobre este cuerpo yermo, tus quejas, las heridas abiertas
Y los buenos momentos.
                            *
Incinera mis restos y espárcelos,
Que no quede huella ni memoria de mi paso
Tan solo tú, testigo temporal a quien tanto he amado
Y si este transito me lo permite… seguir amándote
Desde la nada más absoluta, desde el vacío
Eterno etéreo, en el viento o sobre las flores
Los átomos de mi cuerpo podrán acompañarte
Adherirse a tu vestido, besar tus pasos, mezclarse con tu pelo
                            *
Cuando yo muera amor, promete tan solo una cosa…
Bueno dos.
Cuidarte y amar de nuevo y cuando estés sola
Una copa de vino y un brindis por los dos a la luz de la luna
                            *
Cuando yo muera amor, olvídame un tanto si puedes
Y vive… que aquí donde me hallo no hay nada que ofrecerte
…Amor

Besos sus labios y quisiera como Julieta llevarse el veneno de su Romeo, ¿que iba ha hacer ahora?, a quien amaría, a quien dedicaría sus días con sus noches, que poderosa excusa tendría ahora para levantarse cada mañana y aguantar tanta soledad. Pero solo encontró frió donde hubo calor, indiferencia y lasitud donde antes hubo devoción, yermos labios como frías las manos…

-Cuídalo, no lo dejes solo Señora, si, no, ¿para que  te lo llevas…? como una letanía monocorde, una oración a no se sabe que Dios dirigida. Dos monedas de plata para el barquero, un guiño pidiéndole a Virgilio que no lo abandonara, que guiara sus pasos por ese otro mundo. Quisiera ella ser Beatriz, sueño de amor en esta aciaga hora y esperar al final  del viaje para reencontrarse con él. Pero la realidad pesaba, se hacia sentir, el calor empezaba a ser sofocante, un calor y una quietud que amenazaba con romper a llover, una tormenta de verano.

No era Beatriz ni Julieta, más bien se comparaba con esas plañideras con el rostro manchado de ceniza, los pelos ajados cubriendo sus ojos y las manos crispadas de arañar la tierra.
Se preparo para salir, no quería ser vista por nadie, no soportaba la curiosidad de la gente, la falta de respeto de la mayoría que tan solo iban por cumplir. Sin importarles el dolor ajeno y la necesidad de estar a solas con él, a solas con los recuerdos.
Con la zozobra de tener que interrumpir esa comunión tan intima con su amado, para escuchar un lo siento y ese abrazo funcional que no trasmitía nada, ese escrutar de los más viejos por ver si tu rostro espejo de ese alma abatida, hacía justicia a la gravedad del momento.

¡Que asco! pensaba, mientras era sometida al tercer grado de sus sentimientos y encima aguantar esos chistes tan malos, que pasaban de entierro en entierro, arrancando las mismas risas forzadas, mientras otras manos se apretaban cerrando posibles negocios en tan lúgubre oficina. ¡Sí, hacía bien en no estar presente!

Ahora solo quedaba incinerar el cuerpo y que le entregaran una cajita con sus cenizas, eso y la más intima de las soledades. A eso se reducía  la vida, al resumen de un metro noventa de estatura, en un cuerpo de atleta, cuarenta años más cinco de pasión, quedaban reducidos a unos dos kilos y medio aproximadamente de cenizas, que terminarían volatilizándose en el viento, asentándose en los charcos de agua, en los regatos o adheridas a las piedras.
Pensaba que así estaría bien, allá donde dirigiera sus recuerdos, las veces que lo nombraría, las lagrimas y con el tiempo, un pequeño resquemor que en días puntuales se acentuarían y en anécdotas cotidianas, que mantendrían el recuerdo vivo de su ausencia, como un tiempo que ya no volverá, quedando encerrado en el trastero del corazón….
                                                                                  C`est la vie
                                                                                                               Epi

jueves, 19 de junio de 2014

¿Por qué?... Si éramos amigos



¿Quien suspira de amor en la invisibilidad?
¿Quien en negro habita tras
el azul de un cielo apagado?
                   *
¿Quien es ella? que su cuerpo asea
Preparada para el pintor
…modelo del desamor
¿Quien te culpa? si no correspondiste a sus requiebros
                   *
Amigo soñador, Cupido te abandono
a ti,  de sensible corazón
Yaces etéreo tras el melancólico pincel
La vida policromada se escapa tras el agujero
Impotente por no poder retenerte
Tan solo es el reflejo de mi desesperación
sin importar la sensibilidad plasmada
                   *
Sola en la intimidad, Venus se desnuda
a su cuerpo acude, para limpiar en oscuro azul,
la carga que sin querer
Tu amor  suicida, le dejo
                   *
Grande es la duda, como el desasosiego del amigo
que no entiende por que quemar las últimas naves
prefiriendo  la fría muerte a un vaso de vino,
que la noche nos brinda
unos llantos y mañana, nuevo… ¿por qué? amigo
                   *
Preferiste saltar al vacío,
Interceptar la bala que tú inquieta mano,
en desatino, consiguió arrancarte de mi lado
Quedando huérfano en París
                   *
Mi desconsolado corazón no haya consuelo,
en caída constante,
Tan solo  reflejo  la miseria
La soledad del condenado, por no tener quien lo avale
La que vende sus favores, fruta ajada
Sobre el pecho de esa madre el macilento retoño se
retuerce
Que el hambre le empuja a futuros cantos sin esperanza
                   *
Se avecinan tiempos revueltos tras esta pausa
En esta corta primavera, que a fuerza de deseo
Rompe en un sin fin de colores y olores
                   *
Sobre tu eterno descanso, tu gesto cansado plasmo
Soñador tardío
El peso de tus pensamientos, descansa sobre tu brazo
De las miradas te oculto,
de las criticas mordaces te protejo
Tras este tupido velo, en el triste azul te escondo
                   *
Y a ella por no ser menos
Causa involuntaria de tu ausencia
delante del espejo, su ingrávido cuerpo
A ojos ansiosos expongo
Rodeada de belleza muerta,  velo que ha de frenar
Tu búsqueda, más allá del sudario azul con el que te guardo

¿Por qué?... Si éramos amigos

                                                                                                                       Epi





miércoles, 18 de junio de 2014

***desde la Soledad del Fumador de Fondo*** A/A de Aforados y pequeños caciques territoriales “El hambre es un problema de estado y no solo de ideologías”



¡Cojonudo!... mañana tenemos nuevo Jefe del Estado, gastaremos lo que no tenemos, lo poco recaudado y lo que algún espabilado suelte de su bolsillo para eludir o simplemente para conseguir favores. Seremos escaparate del mundo y todos estarán mirando como la mala gestión monta un fiestorro para cuatro, al más alto nivel y todo por aparentar lo que no somos ni tenemos, mientras el drama crece, los sueldos vuelven ha bajar y lo más sangrante es, que parte del futuro de este país que son los niñ@s de hoy, pasaran hambre porque los tarugos con cierto poder y que dicen estar legitimados por las urnas, se atreven a frivolizar con la necesidad.

Debería este nuevo Jefe de Estado poner la condición de retrasar los actos que suponen una sangría para el bolsillo del ciudadano y esperar tiempos mejores, como hacen los recién casados que no pudiendo celebrar el banquete de bodas y marchar de viaje de novios, retrasan estas menudencias para tiempos mejores y se adaptan a su realidad, que los familiares y amigos sabrán disculpar y les desearan una vida llena de felicidad, quedando el convite en unas cervezas un racioneo y a la espera como digo de tiempos más boyantes.

Por otro lado la cara de esa moneda que cada vez queda más oxidada, no presenta la cruda realidad, que algunos quieren ocultar debajo de la alfombra. Llegan las vacaciones de verano y se solicita mantener los comedores escolares abiertos…

Disculpen, ¡Hijos de HP 845 deskjet! ha sido un momentito de ira, no pasa nada. Pero esos señores y señoras que  no merecen esta distinción, dicen que es estigmatizar a los niños, señalarlos y crearles un trauma, pues claro que los vamos a estigmatizar, porque no se entiende que sus Señorías… ¡Ja!, por cuatro perras coman de lujo, café y copa y todo ello a costa del erario publico.

¡Ja! los mismos que nos han metido en este callejón sin salida, los dejaba en paro, sin opción de cobrar más de 450€, les congelaba sus apetitosas cuentas bancarias, los desahuciaba durante los meses de verano y prohibiría que recibiesen ayudas de familiares y amigotes, les obligaría a pasar por caritas y les aplicaría lo que ellos predican… entiéndanme, lo haría para que sus hijos no se traumatizaran, para que no pasaran vergüenza por tener que compartir con el resto de ciudadanos tocados por esta debacle. Las comidas escolares fuera del curso escolar, para que no tuvieran la opción de refugiarse en actividades múltiples, para que no pudieran recibir el cariño necesario en esa edad, para que no sufrieran la apabullante y descarnada realidad de sus miserias y el abatimiento de sus padres, por no tener como llegar a fin de mes y comer hoy pan, mañana migas de pan y pasado mañana lamer la camiseta con resto de salsa de tomate de un sofisticado plato de macarrones con trozos de irreconocible, chorizo o carne si hubo suerte.

Miren ustedes ¡Hijos de HP 845 deskjet!, no se trata de caridad, ni se habla de limosna. Es tan simple como devolver lo que por derecho nunca debieron perder, dignidad, y respeto. Que ustedes como Estado están obligados a perseverar. Que se han dado patadas en el trasero para reflotar a la banca y las cajas de ahorros donde ustedes inmisericordes metieron la mano y gastaron o se embolsaron lo suficiente para dejarnos al resto con las piernas colgando.

Que somos firmantes de los Derechos Humanos, de los Derechos del niñ@, pero claro igualmente firmamos por la Justicia Internacional y así les luce el pelo y a nosotros como ciudan@s se nos cae la cara de vergüenza…Y aún se cuestionan que nos de vergüenza reconocernos como Españoles. ¿Quien es el guapit@ que sale a defender tamaños desajustes sociales?

¡Disculpen que me pierdo…!

Haber cuando de una puñetera vez nos enteramos o se enteran ustedes, empezando por el más alto hasta el mendungui más bajo (que en este caso soy yo, y lo tengo bastante claro) que algunos derechos van unidos indisolublemente a los deberes, a esos mismos deberes de los que ustedes se olvidan tan alegremente.

El Deber y el Derecho de amparar y no de esconder, de rectificar y no andar por la vida como fariseos. En fin el Deber y el Derecho de dignificar y alimentar a todos los niñ@s que en estas fechas pasaran, de no solo tener la alimentación asegurada, sino el refugio donde “aún pese a la que esta cayendo” sea para ellos como campamento de verano donde olvidar por unos meses la jodida y cruenta realidad que ustedes quieren a marchas forzadas ocultar y que no les ha costado mucho crear….

No me sean tan ¡mamones! y empiecen de una puñetera vez a funcionar y ha dejar de decir gilipolleces y eso no solo va por los que andan sentados en los sillones del poder, sino por los que opositan y sueñan con estar un día en ellos o simplemente volver….

   Buen día,…si se puede, claro

                                                                            Epi

martes, 17 de junio de 2014

Canto de esperanza



No tengas prisa por llenar estas páginas en blanco... Hojas como pájaros que al viento, sacrifican sus esfuerzos, surcando el vacío de la memoria donde no se deposita nada, no fuerces la situación, ni escribas por escribir.
Hay momentos y sucesos que mejor se hubieran quedado en el olvido, pero son necesarios, pese al dolor que nos inflingen y la vergüenza.

El dolor o la alegría, el amor o la soledad llenan pronto los espacios. Y entre palabra y palabra… el silencio más absoluto. Momentos que necesitan ser recordados para no repetir y caer en el oscurantismo, en la barbarie del poder desmedido de un irresponsable y sanguinario rey.
                                              
                                      *       *       *

- ¡le golpearon hasta la extenuación!

La gente apiñada, vociferaba en un éxtasis de dolor colectivo, las primeras filas celebraban las salpicaduras de sangre sobre sus rostros y sus ropas, mientras hacían acopio de los perores humores para esputarlos al ajusticiado. Nada como el odio dirigido
Nada como los agitadores profesionales para avivar ese fuego que nace del miedo, dantesco espectáculo, el genero humano es así, uno a uno quizás se pudiera sacar algo bueno de sus corazones, pero en masa, se revolvían como las hienas. Algunas veces el verdugo lo había pasado mal, incluso temido por su seguridad, es cuando blandía el hacha de doble filo, un hacha descomunal, con un mango grueso y largo, casi tanto como el verdugo, y cuando el blandía el hacha, la gente reculaba, pues no seria la primera vez, que el nerviosismo del verdugo hacia de las suyas y más de una mano había cercenado. Que el miedo es libre, bien lo sabe el hombre sobre todo aquél que lo inflinge

-¿de que le acusan?

Antes de salir al patíbulo, en los calabozos del rey, lo habían torturado,  sin sacar ninguna confesión de su boca, el sufrimiento se agolpaba en sus sienes, las venas de la cabeza parecían querer reventar de la presión que ejercía el dolor y del esfuerzo de no dar su brazo a torcer

- ¡grita!

Maldecía el torturador, ¡di algo o juro que te saco los ojos con lancetas ardiendo!, pero ni con esas. El torturador sabía de sobra que no podría cumplir esa amenaza. El rey había ordenado, que lo destrozaran pero sin llegar a matarlo, cada vez que perdía la consciencia, tenían orden de parar para que se recuperara

-¿Pero de que le acusan, para tanta brutalidad?

no había acusación, ni testigos, tan solo el rumor que rondaba la ciudad, rumor que andaba de boca en boca, como una cantinela y los rumores, empiezan con una falta y acaban convirtiéndose en un crimen de estado y nada más lejos.
Alguien dejo caer que habían visto al condenado rondar la casa de ella, la futura concubina del rey. Sara hermosa mujer, de rostro ovalado, los ojos almendrados del color miel y una rosa por boca, dejaban entrever unos hermosos dientes blancos cuando sonreía, de cuerpo menudo pero bien proporcionado y maneras delicadas, el pelo oscuro como la noche, recogido en un alfiler de plata, la tez blanca como la nieve.
Hija de un prospero judío sefardí, que corría con los gastos desmesurados de la guerra, no por muto propio, sino porque en caso de negarse, el rey azuzaría al pueblo contra él, concediéndole el nada ingrato honor de ser el responsable de las miserias de su pueblo, y por experiencias, en los reinos de España, de la que pudo escapar, dejando casi todas las pertenencias de la familia en manos de depredadores habidos y la fuerte suma que tuvo que pagar en el puerto de Levante, para poder viajar con su hija, sobre la cubierta del barco. Pagaba, claro que pagaba, pero lo que no le gustaba, es que el rey se encaprichara de Sara.

-Dicen que nunca se ha confabulado contra el poder del rey
- ¿quién es esa, hermosa dama?
- la hija del judío, sentencio otro
-¿y por que lleva velo, dejando tan solo los ojos a la vista?

El rey, obligaba a Sara ha presenciar, tamaña carnicería, este quería escuchar del torturado, el nombre de ella, para así matarla por haber quebrantado, la confianza de semejante energúmeno y poder quitar con ciertos visos de legalidad, la fortuna de su padre, tan necesaria para mantener esa absurda guerra y acallar los focos de subversivos que crecían a marchas forzadas por doquier.

El hambre azotaba el reino, pues años de luchas, para agrandar el reino y acrecentar su poderío sobre las aldeas vecinas donde viven los montaraces, gentes libres y orgullosas, que no prestaban atención a los requerimientos de este rey, que no se dejarían doblegar tan fácilmente, años de lucha, años de desgaste en guerras de tierra quemada. Alguien debería de poner fin a tanta sin razón, a tanta sangre injustamente derramada.
-¡mirad, al bufón se ha subido al patíbulo, ja,ja!

A una orden del rey, este se subió al patíbulo y cogiendo una maza de madera, asesto sobre el reo un gran golpe sobre la boca, un millar de gotas como pequeños rubíes salpicaron el cielo dejando un olor a rosas en el ambiente. Los ojos del reo se abrieron por un momento, captando la mirada del bufón. Este petrificado dejo la maza en el suelo y salio corriendo como si hubiera visto al mismísimo diablo, corriendo y gritando como un poseído, entre las piernas del gentío, que se reía de el y lo golpeaban, mientras los niños le tiraban desperdicios del mercado, desapareciendo por la esquina contraria a la plaza.

El rey miro severamente al verdugo indicándole que ya podía cortar la cabeza del moribundo, levanto su hacha al cielo, el sol débil ya, aun se reflejaba en la hoja de acero. Cuando el verdugo se dispuso a cercenar la cabeza del reo, la mandíbula de este se desencajo, abriendo la boca y para sorpresa de los que allí estaban, de la misma salia una mariposa de alas blancas, con el nombre de ella escrito sobre una de sus alas, no atreviéndose el verdugo a terminar su encargo.
Voló esta alrededor de la plaza, sumiendo a los asistentes en un silencio tal, que se pudo escuchar en el último estertor del reo la palabra Amor, y una lágrima rodó.
Rodó de los ojos de los niños, que de pronto dejaron de jugar y se escondían en las faldas de sus madres, rodó de los ojos de las madres que entre ellas se abrazaban, rodó de los ojos de los hombres que de pronto envejecieron, con la congoja y la vergüenza de haber esperado hasta el final para darse cuenta de tamaño holocausto. Los ancianos no llegaron, de sus bocas tan solo una letanía, que fue sumando voces y cogiendo fuerza

-¡Abajo el rey!
-¡Muerte el tirano!

El rey monto en cólera, ordenando a los soldados que reprimieran la insubordinación, pero los soldados junto con el pueblo que abarrotaba la plaza, dieron la espalda al rey. Sara se levanto, retirando el velo de su rostro, bajó los escalones que la separaban de aquel hombre sin vida, la mariposa se poso sobre su pecho, una pequeña luz la ilumino, las mujeres la rodearon, ella se desnudo mientras las más ancianas la arropaban y volvían a vestir con ropas más sencillas, una de ellas le entrego unos pendientes con dos pequeños rubís como dos gotas de sangre.
El rey fue a saltar sobre ella empuñando una daga, pero cuatro fornidos eunucos se interpusieron reduciendo al monarca. Por la puerta norte llegaba el senescal de la guerra, que por cuenta propia había hecho las paces con las aldeas de montaraces, prometiéndoles la paz y la restauración en lo posible de sus hogares y huertos e invitándoles a formar parte de la ciudad, si ellos lo deseaban.
El senescal se acerco al patíbulo, con el corazón destrozado miro con ira al rey, pues el ajusticiado era su amigo de la infancia, si el estaba ahí es por que el reo la había salvado la vida en el pasado y desde entonces eran como hermanos. A grandes pasos se dirigió al trono, levantando este como si fuera de paja y lo arrojo a la plaza, astillándose en mil pedazos. Con voz poderosa, ordeno y condeno al destierro al rey, una talega con diez monedas, un odre de agua con miel y un mulo para salir de la ciudad.

Prohibiendo bajo pena de muerte socorrer al rey, saldría acompañado por una pequeña compañía de confianza del senescal, con la intención de atajar cualquier muestra de ayuda o misericordia para semejante ser.
Termino siendo olvidado, muerto en el desierto, sin sepultura, ni las alimañas se acercaron para devorarlo. El resto es tiempo, elementos y polvo, viento loco y olvido…


Un viejo canto arrinconado en el tiempo
paciente espera el impulso de la brisa
que ha de levantarlo

                            *
Mil mariposas blancas de sangre inocente salpicadas
Mil nombres sobre sus alas y todas hablan de ella
¿Pero que hay de ti viejo amigo?
Dime si sirvió tu sacrificio para algo
                            *
De tus cuencas vacías
en tan redonda calavera
hoy cobijo de luciérnagas
De tu destrozada boca
brotan por doquier rojas amapolas
                            *
El pecho que un día fuera resonancia de los latidos de tu corazón,
hoy yace en tierra como quilla de barca encallada,
Quisiera yo pagar alegremente el barcaje de tu historia
de orilla a orilla, de sol a sol de noche en noche,
recoger tus gestos y llenarlos de palabras.
                           
                            *
De tu inquebrantable silencio,
llenar las estancias que mi alma anhela
Nunca tuvo amada, tan afamado caballero
Nunca el amor fue tan verdadero
                            *
En la puerta de la choza,
la silla del amigo permanece vacía
Caminante, hombre o mujer si algún día pasas
siéntate y en el silencio de la inmensidad
ha de llegarte esta trágica historia
                           
                            *
Si te fijas bien, si eres paciente
a ultima hora se despliega un hermoso jardín
en el centro una fuente
Los amantes se miran, bajan la mirada
y no hablan, no se dicen nada que el amor no necesita de palabras
unen sus manos, rozan sus mejillas
susurran tu nombre… Amor y se funden

                            *
Un llanto sincero por nuestra cobardía
un llanto sincero que limpie tal afrenta
Si pudiera amigo, con cada primavera traerte
no seria tan hondo mi pesar
ni tan inmensa la soledad que hoy habitas

                            *
Ella mira tras de él y no hay nadie
él alza la mirada por encima de ella y nada halla
nadie que rompa el hechizo
La humedad de un beso les despierta en la madrugada
mientras sus cuerpos se funden
        
                            *

Una alondra en la mañana canta tu nombre
al nuevo día
Nombre que espera en la esquina del tiempo a ser llamado
cuando la brisa lo levante…
no como lamento
sino,  canto de esperanza

                                                                                   Epi



miércoles, 11 de junio de 2014

“En Verso, puro y duro”



***Desde la Soledad del Fumador de Fondo***
                   “En Verso, puro y duro”

Si no es tu voz la que suena, ¿de quien es el lamento?
Canto a dos voces, alzadas como pájaros, contra las laderas
se rompe, expandiéndose  para morir en el eco
¡Memoria frágil para oídos tan duros!

                            *       *       *      
                  
¿De quien es el llanto que no cesa?
¡De quien la indeferencia!
Que el hambre no grita pero duele
¡Borra la sonrisa del niño!
Semejante escrache debería estar prohibido, máxime cuando es institucional
Pero este sinvergüenza esta aforado, protegido no hay peligro
Siempre estuvo mejor mirado el verdugo… Si el reo es inocente

                            *       *       *

Donde están los voceros del reino, que no se les cae el alma
Que andan de tertulia en tertulia cobrando del mejor postor,
Defendiendo falacias, negando la mayor

                            *       *       *
Dijo una vez un poeta llamado Cesar Vallejo
“Si la madre
España cae —digo, es un decir—,
salid, niños, del mundo; id a buscarla…”

                            *       *       *
Cae despacio, agónicamente, se desmiembra
Los hijos que nacieron están en diáspora constante
El pensamiento que los ilumina, hoy yace en una esquina del viento
Necesitado de manos que se ahuequen en los labios agrietados
De este pueblo cansado
Manos que hagan de amplificador
Que el grito sea uno, que haga temblar los cimientos de esta
España que cae lenta e inexorablemente

                            *       *       *

¿De quien esos ojos que no quieren mirar?
Sicarios de la barbarie que se escuda
En la burda artimaña del aforamiento,
Hoy los jinetes del Apocalipsis viajan en coches oficiales
Con cristales tintados para hurtar las miradas
Hoy el hambre tiene cara de niño avejentado
pero ellos eluden responsabilidades, ponen en duda
la crudeza de la realidad

                            *       *       *
Yo os denuncio, por tamaño escracher
¿Quien ha de ser el juez que os juzgue?
Porque aquél que tenga ese poder, os haga devolver
Moneda por moneda todo lo sustraído
Para que España deje de caer, para que los niños
Vuelvan a reunirse en la mesa con sus familias
para que vuelvan a sonreír .
                           *       *       *
Porque si ellos los niños caen…
¡Que carajo me importa a mí esta España, la jodida marca de estos
Señores que como los de su ralea,
por una bendita vez …desaparezcan de esta tierra!


                                                                                                          Epi

                                  

lunes, 9 de junio de 2014

***Desde la Soledad del fumador de Fondo*** “QUE VIENE EL LOBO” PERO ANDAR PARA SOLUCIONAR… ¡NÁ DE NÁ!



Parece que viene el lobo o así nos lo quieren hacer creer. Que el rey abdica, pues no pasa nada abdica y punto, tiene derecho el hombre a quitarse de en medio si ya no se siente con fuerzas o querido.
Que duda si su hijo será aceptado, pues no lo dude tiene usted los mismos aliados que en el 78, algo más débiles, sí, pero ellos se lo han trabajado a conciencia y ya es usted y su esposa han pasado al limbo de los aforados junto con diez mil más ( a estos se les podía denominar los 10.000 hijos de San Luís, a nivel nacional) Jueces, fiscales, parlamentarios y un sin fin de privilegiados, que abran de ser juzgados por las estancias celestiales, donde nunca se enjuicia a nadie y los casos pasan a ser secreto hasta convertirse en legajos de historia y curiosidades, en me debes y te debo, en esa frase tan animosa de “hoy por ti y mañana por mi”

Republica… ¡Jo, que susto!, nostálgicos del pasado que pasean una bandera y gritan consignas trasnochadas.
Miren ustedes, solo se cuestiona si es factible otro sistema de estado, bien planteado, sin rasgarse las vestiduras ni retrotraerse al pasado. Que hay que cambiar la Constitución, todo se puede mirar con paciencia y cordura, lo que no vale y flaco favor se hacen, es poner la tirita antes de que salga la supuesta herida.

Que los sistemas de gobierno no son malos ni los carga el diablo, somos un poquito entre todos y mucho entre ustedes los aforados, los de la casta y resto con su prepotencia, con sus palos de ciego y su constante gobernar para cuatro gatos, olvidándose del resto de los ciudadanos, la insana costumbre de tratarnos como a imbécil que hay que llevar de la mano. Es más por desempolvar la Constitución y adaptarla a los tiempos que corren, tampoco les va a pasar nada… ¿O…, si?

“Que nos ha ido bien con este sistema”, en parte sí y en parte no. Que es la segunda parte la que nos pesa, la que nos hunde en el tedio y la desconfianza en el hartazgo, pues algo culpa, por no decir bastante o toda, es de ustedes… bueno algo nuestra también por no darles más sustos con más frecuencia, ¡pero joder si no se les da con el mazo en el pie sus señorías no se coscan!.

El abuelo abdico y partió al exilio… No quería ser el causante de una guerra que estaba cantada, que andaba de boca en boca, el heraldo se encargo de vocearla de pueblo en pueblo de una punta a la otra de geografía española de la época.
Una republica mal que pese desorganizada, demasiado ombligo, demasiados cabos sueltos, demasiadas voces con ganas de protagonismo… Agua pasada que no debería mover molino, pero en este país nuestro no supimos cerrar heridas y entre nacionales y republicanos trasnochados hay andamos.
Y todo por que nos dedicamos y se nos da muy bien, a  políticas de punto final y archivar las tropelías.

Hoy hacemos lo mismo, aforamos al monarca y consorte, Que  va a decir el mundo de nosotros, que vergüenza si aforamos hasta los gatos que rondan los contenedores de basura que ocultan las miserias  del Congreso de los Diputados. Sus desacuerdos y desavenencias, su mala imagen al exterior, sus chanchullos para la ley de punto final de tanta corruptuela.

¡Eso es lo que me interesa a mí!, eso y la educación, la investigación, la dignidad, la honorabilidad, la sanidad, el trabajo, el respeto a la ciudadanía  y un sin fin de cosas que ustedes llaman populistas.

El resto esta dicho y echo, tendremos Felipe VI del que esperamos luz y cordura y como en la mili en el apartado de marras de momento “Se le Supone”. Dejen de marear la perdiz, de contarnos lo bueno que fue y ha sido Juan Carlos para el país y dedíquense, sin prepotencia, a sacarnos de este atolladero, que ya tienen los bancos reflotados a costa del erario público y ahora acudan a reflotar a los ciudadanos que andan bastante fastidiados……. Buen día.
                                                                              Epi

Anomalías del espacio tiempo



Dicen que Icaro, murió por tentar a la suerte, que subió tanto que el Sol termino por derretir la cera de las alas. Más bien creo, que Icaro vio la magnificencia del astro Sol. Que la luz lo cegó de tal manera que arremetió contra él,  para que le dejara entrar en sus dominios.
Dicen que cuando calló  desde esa altura, tan solo encontraron esparcidas unas cuantas plumas, un armazón en mil pedazos y la carcasa amojamada de un cuerpo vacío y seco. Que su esencia como energía paso a formar parte del astro Sol y dicen que las tormentas solares, son el espíritu liberado de Icaro.
Él, que se arto de vivir entre los de su especie, ahora brilla como un mito más, como una historia que cuentan los viejos del lugar, cuando el sol va perdiendo su fortaleza y se le puede mirar de frente sin que afecte mucho a tu mirada, se la cuentan a los jóvenes, como ejemplo de ímpetu, coraje de superación e irresponsabilidad.
Más yo pregono, que de todos los cantos de libertad entonados por los hombres, este fue el más puro, el más breve y el más intenso.

Es mi forma de ver las cosas, le dijo Carlos a Ariadna, leí la historia y me gusta más la mía y mira que es bella la que cuentan esos que se desaparecieron hace siglos.

Ariadna lo escuchaba con devoción mientras se deleitaba con la hermosa presencia del muchacho, el pelo ensortijado y oscuro, la piel suavemente dorada, los músculos elásticos y una mirada llena de luz que se debilitaba una vez dejaba de hablar. Le hacia gracia como se expresaba Carlos, como si fuera de otra época y estuviera en su presente con tiempo prestado. Terminaba todo lo que hacia como si siempre se estuviera despidiendo.  Le gustaba verlo en ese deporte que se hace con una cometa y una tabla, el mismo que llaman Kitesurf, viéndole, parecía fácil, rozaba lo extremo en algunas ocasiones y cuando el se metía, había una legión de curiosos sentados en la arena que no perdían detalle y lo jaleaban desde la orilla. Los saltos más increíbles los realizaba con tal sencillez que dejaba pasmados a los más veteranos, no parecía que le costara esfuerzo, y lo que más pasiones levantaba era cuando después del salto, conseguía mantenerse en suspensión, con el Sol de fondo, como si volara se decían unos a otros.

Terminado el día, recogía su equipo, buscaba a Ariadna entre la multitud y se marchaban juntos a la caravana. Una ducha y una cena en el chiringuito, luego se apartaban lo suficiente del gentío y con sendas copas de mojito despedían al Sol y esperaban pacientemente a que la Luna y el viejo Morfeo extendieran su breve reinado. Era cuando Carlos entraba en depresión y Ariadna tenia que hacer un sobre esfuerzo para recuperarlo, para que fuera el muchacho que a ella le gustaba, aunque sabía por experiencia, que esta historia, este pequeño romance de verano se acabaría y volvería a estar sola.
                                               *        *        *

Ella y su dédalo de pasiones imposibles, ese laberinto que le había tocado en suerte sin  pedirlo, ella que en más de una ocasión había prestado su hilo para que otros derrotaran sus miedos. Ella que llevaba su vida como una condena y es que desde pequeña siempre se había rodeado de este tipo de gente, brillante pero efímera, narcisista y depresiva que necesitaban la constante aprobación del resto de mortales, parra asegurarse que merecía la pena vivir. Músicos poetas, escritores algún que otro pintor y cabalga olas, como Carlos.
Personas que parecían haber escapado de otras épocas o haber cruzado un espacio tiempo y saltado de un mundo paralelo donde eran comprendidos a este otro, donde solo Ariadna era capaz de retenerlos y amarlos durante un tiempo. Luego la cruda realidad, que cada vez la dejaban más pillada, más perdida y con ganas de seguir los pasos de sus amores ya desaparecidos.
Tenía Ariadna publicado un libro de poemas al que pertenecía parte de este

                                               *
…Nacer sin ganas, sin aliento
Con el curso del devenir vivido
Otra época otros lugares
                            *
Fogonazos de la memoria que no sueños
Comprobar que el curso de los ríos ha cambiado,
Que no les perteneces ni te pertenecen
                            *
Donde reinaba el dios Pan, hoy desiertos
Y en los corazones…desasosiego
                            *
Tener acceso a ti mismo  
Tan solo en el reino de Morfeo 
Saber que el sueño, ha sido vivido
Que es vedad, y no es soñado
                            *
El espejo en el que te miras, no te aclara nada
Solo arroja más dudas
Extranjero en el mundo que te toca vivir,
¡Sí que es sentirte solo y desolado!
                            *
Tan solo tú y el extremo que me retiene
Y es a ti Ariadna a quien dirijo mi suplica
Faro en la noche oscura del alma
Hilo conductor en este cruce de sensaciones contradictorias
                            *
No hallo descanso para este cuerpo fatigado
Desde la cima, tan solo saltar y liberarme
Un impulso hacia el sol para caer eternamente y desaparecer
En esa niebla que engalana el monte del olvido
                            *
Mi salto y yo
En mí caída tan solo tú
No quiero nada más
Mi buena, Ariadna…

Como este extracto se encontraba el libro repleto, sin firmas, anónimos bajo su custodia.

                                               *        *        *       
Poemas de ausencias, de vidas mutiladas por el amor y recuperadas por ella. Un libro que Carlos leía hasta la saciedad y luego comentaba con ella algunos pasajes y ella se esforzaba, pues la desolación asomaba por el rostro de él y juntos se fundían sobre la arena en un melancólico abrazo acabando en un ronroneo de cuerpos necesitados de caricias y amor.
Un día le dijo a Ariadna que tenia un poema escrito y quería que ella le echara un vistazo para omitir una opinión. Ariadna lo miro con los ojos arrasados por las lagrimas y salió corriendo, se refugio en la caravana y cuando estuvo preparada, desapareció durante unas semanas. Tiempo que Carlos aprovecho para practicar el Kitesurf, todas las mañanas se le podía encontrar obsesionado, dirigiéndose hacia el sol con la vaga ilusión de poder como Icaro, penetrarlo y desaparecer, la vida no le entusiasmaba demasiado, tan solo deseaba realizar la gesta de Icaro pero desde el mar y penetrar en el astro Sol para desaparecer, encontrándose con todos los que un día, sin mediar palabra, acortaban de una u otra manera su estancia en la tierra.
Conocía bien esa sensación, esa dulce agonía ese inconformismo. A su manera como Ulises, en busca de su Itaca, en busca de su redención, a sabiendas que no hay más que rascar, somos el tiempo que nos han prestado y la intensidad con la que lo aprovechemos.
Cabos sueltos de una anomalía, extranjeros en esta época lo más parecido a una reencarnación incompleta, nuestro cuerpo nace en este presente y nuestras mentes vienen con el bagaje de otras muy distintas, sintiéndonos presos e incomprendidos, sin dejarnos ver lo hermoso que tiene este tiempo que nos ha tocado en suerte.

                                               *        *        *
Ariadna en un cuarto de un hotelito en Conil, la ventana abierta al mar, se dejaba llevar por el recuerdo de tantos, seres a los que intento ayudar y que en última instancia decidieron soltar el hilo de su salvación y optaron por anularse, por coquetear con la parca, tentando al destino hasta que este cansado les aceptaba el reto, haciéndolos desaparecer y como muestra de su paso por la tierra y de su tiempo con Ariadna tan solo dejaban un poema.
Poema bello pero triste, con giros de libertad plena con final trágico, nunca lo firmaban, se lo regalaban a ella, para luego desaparecer como si no hubiesen existido. Ella se encargaba de recopilarlos en un libro, para que el mundo tuviera noticia de ese existencialismo salvaje de ese inconformismo que terminaba por apagar la llama, por segar la vida de aquellos que la menospreciaban.
La mayor parte de ellos se iban con una sonrisa y una paz que a ella la desarmaban. Solía caer en un abandono de si misma, cada vez que esto acontecía, hasta que el tiempo le restallaba las heridas del corazón y sin saber como, en un eterno déjà vu, hacían de esos momentos los más intensos y los más dolorosos.
Volvieron a encontrarse un día en el que el sol brillaba de una manera especial, había que mira con gafas oscuras para poder abarcar toda su inmensidad, se abrazaron sin reproches, sin comentar tan siquiera esa breve ausencia. Él se sentía exultante y ella no quería emitir suplica alguna, tan solo beberse hasta el último aliento del tiempo que les quedaba por compartir. Tendida en el suelo la cometa, rodeo la cintura de ella y se fundieron en un beso casi eterno, impregnado de melancolía, de viejos recuerdos compartidos. Acto seguido le pidió a ella que levantara la cometa
y cuando la hubo levantado por encima de su cabeza, esta se hincho como si estuviera ansiosa por navegar, una lagrima afloro, escondiéndola con premura la convirtió en una sonrisa forzada.

                                               *        *        *
La hora de la verdad, en un verano que empezaba a despuntar, con los días más largos y los atardeceres más hermosos. Carlos sobre su tabla e impulsado por su cometa se dirigía hacia el sol en su último brindis, antes de que este se despidiera, dando paso a la luna nueva que espera paciente el desenlace. Los curiosos se sentaron a disfrutar y Ariadna hizo lo propio pero apartada del gentío ella sabía como terminaba la exhibición, para el resto sería algo que contar y algo que a la mañana siguiente no sabrían distinguir si fue real o un sueño.
Cuando apenas era un punto en el horizonte, cuando la lengua o el camino de luz que moría en la orilla empezaban a desaparecer, Carlos acometió el gran salto, el salto de la provocación, el envite que lanzaba al destino y a la propia parca, rogando que le permitieran llegar al mismo Sol. Un punto al principio oscuro se fue transformando en ave fénix, los espectadores de la orilla quedaron en suspenso, una furia provocada por esa adrenalina colectiva se fundió en un grito de admiración… luego el silencio, vieron como del sol explosionaba, al principio una amarilla casi difuminada, terminando en una llamarada en una pequeña tormenta solar que levanto una calida brisa. Ariadna se levanto y echo a andar sin rumbo.

                                               *        *        *

Un año hace de esta historia, la cometa no apareció nunca ni Carlos tampoco, la gente no se acordaba de ese día. Ariadna lo sabía, sentada miraba la inmensidad por no fijar la vista en nada concreto, la memoria volaba libre, una nostalgia fue invadiendo su corazón.
-Hola
Ariadna se sobresalto, no podía ver bien el rostro de su interlocutor, se encontraba de espaldas al sol y le devolvió el saludo
- Perdona mi nombre es Manuel
-Ariadna
- como la del laberinto, apostillo él
-si… como la del laberinto le secundo ella.
Se sentó a su lado y esperaron el ocaso, ver como el astro se retiraba y como la negra noche empezaba a ganar terreno.
-¿te gusta? pregunto Ariadna
-sí, me encanta esta decadencia orquestada, siempre la misma y nunca igual, a cada cual más bella. Representa regeneración, espera y ganas de vivir para ver otro atardecer más, para encontrarte y tener la excusa perfecta de permanecer a tu lado.

Ariadna con los días se fue dejando llevar, con los días fue dejando su corazón en manos de Manuel. ¡Que vitalidad! vida exuberante por todos los poros de su piel, fue entrando en el olvido voluntario, empezando una nueva historia. Historia con un final predecible, donde ella será la protagonista absoluta, por fin había encontrado en Manuel el depositario de tan pesada carga, no le enseño su libro de anónimos poemas, no quería que él se convirtiera en un verso melancólico.
Pasaban los días, hasta que un noche hermosa, cuajada de estrellas y una luna tan inmensa que hacia desbordarse al mar, tendió su puente de plata para ella. Se dio la vuelta, beso a Manuel,  pidió que la dejara sola que en casa se encontrarían dentro de un rato. Manuel no sospechaba nada, le devolvió el beso y sonriendo marcho, hasta desaparecer.

La noche transcurría apacible, la luna llena iluminaba el mar y una lengua de plata venia a morir a los pies de ella. Dos bases de piedra emergieron del agua, cuando la marea termino de bajar, sobre ellas dos columnas gigantescas brotaron, según iban creciendo se arqueaban ligeramente uniéndose en el vértice más alto, hasta convertirse en una apariencia humana, un coloso de treinta y dos metros de frió cobre, como fría era su expresión.
Ariadna dejo sus ropas dentro de la bolsa y esta en la oquedad del viejo bunker, donde Manuel miraría cuando regresara a buscarla. Cambio su atuendo por una túnica corta, se recogió el pelo, ajustándose una fina diadema con delicados motivos florales esculpidos, un brazalete de oro a mitad del brazo y unas sandalias de cintas de cuero que al igual que enredaderas subían fijándose a  sus gemelos. Se dirigió hacia el Coloso, posando su calida mano por el frió metal de sus piernas haciéndolo vibrar. No miro atrás, según se adentraba por esa lengua de luz, camino de la Luna, fue sintiéndose más etérea, a mitad de camino empezó a recordar quien era y hacía donde se dirigía, una paz la fue embargando.
Un leve resplandor la sorprendió, una pizca de oro que alternaba con la lengua de plata, sujetada por una sombra gigantesca.
–bienvenida Ariadna
-quien eres que no te distingo bien
- me conoces con el nombre de  Prometeo
- una sonrisa acudió a los labios de ella, ahora no tenia duda, el gigante Prometeo la guiara con su antorcha de cañaheja en tan largo viaje, se sentía segura con el protector y guía de los mortales, nada debería de temer de los dioses, prometeo la protegería del mismo Tanatos.
Manuel se acercaba por la orilla, la mirada perdida en la redondez de la luna, creía haber visto una luz como fuego que se adentraba mar adentro y dos figuras que se difuminaban lentamente, como si hubiesen encontrado una puerta por donde entrar.
Una gigantesca sombra se desplazo a ras de suelo, dejando pasar la luz del faro de Trafalgar, que en su constante barrido dejaba entrever unas huellas de pies pequeños que se adentraban en el mar, y Manuel supo lo que había ocurrido. Se dirigió al bunker antes de sentarse en la orilla, cogió las pertenencias que dejara Ariadna y una vez sentado miro en el interior de la bolsa, encontrando un libro, el cual se puso a ojear.

¡A Manuel…! mi Teseo

Que el dolor no te embargue
Porque la ausencia no es tal,
                            *
Llegamos de prestado,
Anomalías del espacio tiempo,
Viajeros involuntarios en mundos paralelos
Trozos de historia que saltaron del orden establecido.
Almas errantes, sin patria ni época
Segundas vidas prestadas
                            *
La luz que emana
tan solo polvo de estrellas desaparecidas
Espejismos tangibles con fecha de partida.
Hasta que los astros se conjuren
Atrapados en este presente.
                            *
Tan solo el sueño nos acoge
Solo en el sueño tenemos cabida y existencia
Precariedad, búsqueda  desesperada de luz
A Prometeo invocamos
Que su fuego nos caliente
Que su luz nos guíe en el regreso
En este enfermizo deseo  por desaparecer
Buscamos el descanso, el equilibrio restablecido
                            *
Por los senderos de luz llegamos a través del espacio
Por los mismo senderos marchamos
Aquello que aprovechemos será nuestro legado
Los rostros amigos, aquellos que nos comprendieron
Aquellos que encontramos
No pensar no leer, no tender más manos ha viajeros perdidos
                            *
Amado Teseo, Aquí en tu regazo,
Me encuentro sola y no se cuando he de partir
Abrázame que tengo frío y estoy cansada
Tan solo deseo, dormir el justo sueño
Y mañana… cuando ya nadie me recuerde
Despertar, en tus brazos
La primavera de nuestras vidas agotar
Hasta que los dioses nos reclamen
                            *
Anomalías del espacio tiempo
Inconformistas de otras edades
En otras  épocas
Escapistas hacia las estrellas…


Manuel entre un regusto a añoranza y una mezcla de extraño júbilo, releía la nota dejada por Ariadna, el perfume de ella, flotaba aun en el aire.
Ahora sabía que le pasaba, sabía quien era en realidad, tan solo esperar y guiar a otros hasta que alguien cogiera el relevo. Hasta que el camino de vuelta quede nuevamente abierto, pacientemente esperaría su momento. Hasta entonces, amores pasajeros, amistades duraderas y hermosas tardes en  las puertas del tiempo
Como viejos colosos de piedra permanecen enterradas, donde los pescadores se debaten con las olas y los niños juegan a ser piratas.
Donde al caer la tarde, para el que sabe escuchar, llegan en la brisa del mar, hermosos cantos de sirenas, con historias paralelas de otras épocas…  

                                                                                               Epi