Mármol
blanco,
Zinc,
Urnas
y cenizas por doquier
Héroes,
tantos que pasan a ser anónimos
Héroes
con pies de barro
Que
la memoria frágil de los hombres condenara al olvido
Sutilezas
de la propia naturaleza, para seguir avanzando,
Supervivencia
no más.
Héroes
a su pesar, sin querer serlo,
Héroes
involuntarios, sumo y sigo.
Valientes
al desnudo, ya sea desde el servicio, al más alto cargo, ya ilustres fregonas,
personas del mantenimiento, personal de servicios para que no falte lo que escasamente ha de haber. Camioneros y
camioneras en ruta, de mirada triste, solos con sus centauros de metal
atravesando la soledad descarnada para abastecer los grandes núcleos, las
pequeñas aldeas.
Alas
que tropiezan a la misma hora, intentando levantar un halito de esperanza,
El
agradecimiento del que no puede dar más,
Tantas
veces repetido que es una sordina que el viento lleva de un sitio a otro sin
saber donde ha de depositar,
Pequeño
gesto de gente humilde y agradecida con estos colectivos.
Tanto,
se llevan, las miserias depositadas en contenedores de colores, como rocían las
calles de productos que limpien, productos contra Goliat.
Revuelo
de batas blancas, pijamas de hospital, valientes… Que solo queden en valientes,
que se proporcionen los medios necesarios, es de justicia, no queremos más
Héroes en nuestro haber.
Mármol
sin macula, sin epitafios,
Con
los corazones doloridos
Con
la mirada perdida en busca de luz.
Zinc,
para el último viaje,
Soldado,
sin ver quien ocupa tan reducido espacio,
Sintiendo
como revientan las soldaduras, tanta humanidad perdida.
Cenizas
a la espera de tiempos mejores, para despedir en familia y con el amor de los
suyos, sumado al de todos, a aquellos que sin buscarlo… hoy desgraciadamente
son nuestros nuevos Héroes.
España
en la desesperación
Y
el reino, de tango por los salones
Y
el resto ese maldito hemiciclo, que no se entera y sin conciencia
Caverna
de lobos, depredadores del poder, sin importadles lo más importante.
¡Tú…!
en tu caverna, el en la calle, ella en el hospital o con ancianos febriles,
peleando hasta el ultimo aliento.
Hienas,
ambiciosas, capaces de hacernos desaparecer, con tal de obtener la vara de
mando.
Ínsula
desgobernada, republica abandonada a su suerte incierta. Que estos trabajos son
nuevos, ¡señores…! que opositan, señores de dudosas intenciones y dudosa
naturaleza, palos al que comanda, bien o mal, ya se aclararan entre ellos, sin
noción alguna de hombres y mujeres de estado. Que el salón de los pasos tristes
hoy es para el pueblo llano, para su desmedida cohorte de anónimos Héroes,
velados por el pueblo, llorados por los valientes que aun resisten.
Descomunal
crisis tanto social como económica, paupérrimo futuro se pinta en el horizonte,
si es que este existe. ¡Que esto es entre todos!, o no levantaremos cabeza.
Mientras
algunos juegan a ser dioses de la destrucción masiva
Que
si tu, que si yo… que si se te fue a ti de las manos, que si vino contigo
En
ese Maratón, Olimpiada de paz convertida en pandemia descontrolada.
- Que
hay de aquella “Dichosa edad y siglos dichosos, aquellos a quien los antiguos pusieron
nombre de Dorados”
Dígame
mi señor Don Quijote… ¡Donde..!
-
Ensíllame a
Rocinante, acerca mi lanza, presto el escudo la espada y el yelmo, ¡Que esta si
es gran aventura, que los cielos nos brindan, para mayor gloria de la orden que
proceso, y honor para la más alta dama, mi señora Dulcinea
-
¿Que locura nueva es esta…? mi Señor
-
Acaso no ves ese
ejercito sin rostro, no ves esos miles de ojos que se acercan en extraña
formación, no ves que no tienen bocas, no te ensordece ese espectral silencio,
ese como un respirar multiplicado por millones que levanta el polvo del campo.
¿No ves, a tantos caballeros, gente de mala catadura y enanos por doquier?
-
Mire mi Señor, no se confunda , que aquello que viene
de lejos no es ejercito, si no simples, niños mujeres y hombres de todas las
edades, de todas profesiones, que marchan al unísono, desesperados, como si no
hubiere un mañana, y traen los rostros velados para no matarse unos a otros al respirar
Mire bien, mi Señor, que son tiempos de incertidumbre,
de ciencia y hermandad. De todos a una, como es. No se ha fijado, que el
enemigo es tan pequeño, que se ha convertido en un Goliat de proporciones
bíblicas. Y entre todos, aun no hemos conseguido formar a un David, que con su
honda derribe y corte de raíz a semejante enemigo.
-
Razón tienes, amigo Sancho… Que
aquí no hay encantadores que
nos confundan y debemos andar
todos a una.
- Dígaselo mi Señor, a esos que nos
gobiernan, han de ir todos a una, que las cosas de gobierno, deberían tener
claro ese cocepto
-
Concepto querrás decir Sancho
-
no me corrija señor, que usted bien me entiende y sepa usted que yo pobre y humilde
no tuve educación, ni pude ser bachiller, que la gente sencilla, hincamos la
cabeza en tierra y trabajamos para subsistir. Y no me interrumpa que se me
vuela el pensamiento y luego no lo hallo por más que busco. Y como decía antes,
ese cocepto y no andar a palos como los señores que pintara enterrados hasta
las rodillas el Señor Goya.
-
Se le entristece
el semblante mi Señor, ahora más bien es usted el de la Triste Figura…
-
Si, mi buen
Sancho, no han leído nuestra particular Biblia que para nobles y villanos fue
escrita; y si lo han hecho no entendieron, no la razonaron y han preferido
seguir a oscuras.
-
Mal nos ha de ir
con semejantes bellacos. Cainitas hasta en los momentos difíciles
-
Hoy cualquier
botarate se presenta a gobernante. El siglo avanza con escasas luces y
demasiadas sombras. Demasiadas manos por meter en la hoya grande. El hambre
avanza, lenta pero constante.
-
Si, mi Señor,
todo va demasiado despacio, ¿nosotros seguimos siendo castellanos y manchegos?
-
Y mediterráneos
Sancho, y oceánicos y cantábricos. Nuestro amor sigue con las naciones de la
bella Italia, la filosófica Grecia, la de los hermosos fados en los deltas del
Tajo, la sin par Portugal, hermana y compañera en tantos siglos. Para ellos también
nuestro canto de esperanza, nuestros mejores deseos.
-
¿Y esos del
norte, que hay de ellos, que nos tildan de haraganes, borrachos y fiesteros?
-
Esos, siguen
contando sus monedas, la vida se les va entre la ceca y la meca, todo lo que no
es grave, todo lo que no sea amasar y llevarse bien con poderoso caballero Don
Dinero, es contrario a su fe y su forma de entender la vida, poco solidarios,
no les gustamos y nos soportan más que nos quieren. No hay una Diosa Europa
solidaria, es una Europa mercantil, que ha olvidado hace tiempo el sentido de
vivir y compartir.
-
Aún no se
enteran, que la Dueña
y Señora, la gran segadora, esa que cuando menos lo espera, llama a tu puerta a
horas intempestivas, reclamando lo que es suyo, sin más atributos que llevarte,
que la fría desnudez de tu cuerpo, las monedas para el barquero y la cuenta
exacta de los diez talentos que nos son entregados al nacer.
-
Cierto es buen
Sancho, cambiamos el paraíso por nuestras incertidumbres, somos esclavos de
nuestras contradicciones, hemos convertido lo hermoso de la vida en utopía, nos
hemos convencido de que tenemos que sufrir para no alcanzar nada, no hay más Edén
que este, ni más belleza ni tiempo que este que nos ha sido dado.
-
No hay luz que
nos guié, la inocencia nos dura un suspiro, para luego tener que penar hasta
que el cuerpo aguante. Sigamos por estos parajes mi señor, disfrutemos de lo
que nos depare el día y sigamos en nuestro hermoso batallar, que es justicia.
Es más, le digo que marchemos de esa vieja Diosa Europa si no nos quiere, y
vallamos con nuestros hermanos mediterráneos, con la naciones del sur y nuestra
hermana Portugal.
-
¿Y el resto
Sancho?
-
Con su pan se lo
coman y se atraganten, con su mísero comportamiento.
-
No extremes
Sancho, siempre quedan las palabras y la razón, y con buen tiento hacerles
participes de la misma. Que esta batalla han de librarla la palabra, la
solidaridad, el borrón y cuenta nueva y la ciencia.
Cambiar la lanza por la pluma
La sangre derramada por la tinta
La desazón por la empatia de los pueblos
Volver a esa edad Dorada a esos siglos dorados donde
no existía lo tuyo y lo mío, si no de todos.
-
¿No escucha esa
dulce música mi señor?
-
Sí es el brindis
de la Traviata,
o el deseo de que nuestros hermanos italianos, salgan de esta oscuridad, pues
su canto será la señal de que se puede salir de esta descomunal batalla y
nosotros detrás, y todos los pueblos.
-
Yo de momento me
quedo con el Va, Pensiero, en el recuerdo y a la espera de ese gran brindis,
como solo ellos han sabido expresar...
-
Regresemos pues Sancho, la ronda nos puede encarcelar.
-
Quedemos un poco más mi señor
Hoy la luna es clara, Venus le va a la zaga
Los campos están más hermosos que nunca
Por allí veo a
la sin par Dulcinea y mi Sancha que le hace las veces de dama,
Solo un poco
más, que no sabremos cuando volveremos ha disfrutar de tanta belleza.
- Como quieras amigo, vamos lentos que hay esperanza y
en los nidos de antaño, como
dijo el poeta, cambiemos el no, por el
“vuelven a haber pájaros hogaño”…
Dedicado
a los valientes de cualquier condición y profesión, ¡que ya no queremos más hérose!,
pues de los que tengo uso de razón, ha tiempo que desaparecieron.
Más medios para todos ellos, para que se
encuentren entre nosotros y escuchar de sus propias voces, sus cuitas y la
felicidad de encontrarse entre los suyos cuando todo pase, que solo sea el
recuerdo de un mal sueño, del que todos podamos despertar. Hasta entonces que
sea un “A Más Ver” y se les rompan las costuras de felicidad.
Epi
o el Buhonero