Me gustaría verte más, los
encuentros se han convertido en imágenes del pasado, hoy llevas el pelo
desordenado, vetas plateadas se entremezclan con el negro azabache del resto,
ya te miro pero con menos zozobra, directamente como el que no espera nada, pues
el tiempo de inanición nos ha anulado, cualquier intento de entablar
comunicación queda descartado, sigues llegando bien arropada, y sigues mirando
cuando crees que no te veo, y es tan frustrante que con solo alargar el brazo
puedo tocarte pero tu pequeña escolta no lo permite. Ya no te engalanas cuando
sale la luna, ni bailas alrededor de la candela. Eres como ese sueño
inalcanzable, cierro los ojos y nace un muerto (como decía esa copla de un tal
Eduardo)
Sigues siendo utopía, el que tu y
yo podamos mantener una breve conversación aunque sea trivial, solo con
escuchar tu voz me conformo, pero es en el fondo de tu mirada donde me pierdo,
buceo en ese mar da ámbar hacía el infinito de tus pupilas. No es coña si llevo
tomadas dos cervezas, imagino y me olvido de la gravedad que me retiene y parto
a lo insondable a ese mundo desconocido que eres tú y me libero.
El sopor del alcohol y el débil
sol de invierno me amodorran, gracias… dos monedas han caído sobre la vieja
gorra, hoy tengo para el cuartillo de vino y una sonrisa bobalicona desencaja
mi cara mostrando la miseria de cuatro dientes mal montados, resto de la ultima
paliza que me dieron esos cabrones adolescentes, pero les tengo el ojo echado y
se donde vive el más imbecil de todos ellos, y esta noche cuando todos duerman,
trancare su puerta, rociare con gasolina las ventanas y con el sobrante haré un
cóctel molotov partiré el cristal que da al salón y estrellare ahí mismo el cóctel,
mientras con una barra de hierro esperare a que alguno intente salir y será
cuando lo golpee y caiga dentro, y cuando la casa haya sucumbido bajo las
llamas y quede como solar baldío. Tan solo permanecerán los gritos agónicos de
los tuyos y la sociedad, el Juez el fiscal y el político de las mamandurrias dirán
que es una bestialidad y que no cejaran hasta verme entre rejas. Pero pasaran
por alto las palizas recibidas, el robo de mis limosnas, el haber pisado mis
pocos recursos y entre ellos la comida rescatada de los contenedores, se
olvidaran que hace un año casi muero quemado, y se olvidaran de este rostro
quemado, fantasma de la opera, de esta opera mía que cuenta los despojos de
esta perra vida. Se olvidaran que vosotros matasteis a Flor, fue la patada del
bravo imbecil que le propino en la cabeza, Flor anduvo unos días ida, había que
alimentarla como a los pajaritos pues no quisieron ni atenderla, drogadicta de
profesión, prostituta por necesidad imperiosa de sus venas, esclava de la
aguja, solo tuvo un momento de lucidez antes de marchar, ¡véngame por favor,
véngame!
Yo viejo caballero andante,
venido a menos es pedirme justicia y nada, el Torquemada que duerme en mi, tira
de antorcha y ese fuego purificador que tanto escandaliza a las personas de
bien… de bien vivir para sus adentros, de abrigos poderosos, de esos que se
pegan golpes de pecho en los templos los mismos que cuando se dignan a darte
unos céntimos esperan a que todos lo vean, y venden su solidaridad cristiana
como algo innato en ellos, ¡fariseos de los cojones!
El otro día me largo el párroco
de la puerta de la iglesia, es un buen sitio para pedir, pero claro como van a
permitirse que un andrajoso tienda la mano y en una débil letanía remueva
conciencias, a lo más granado a lo más hipócrita de la sociedad, este club
maldito no tiene vergüenza.
Ahora que ha pasado el tiempo,
que el caso quedo en vía muerta, ¿Quién? va ha identificar o aportar como
testigo, que fue un andrajoso, con sudadera de dudoso color o indefinido por falta
de lavadora, si no hay ni huellas, la noche era fría de narices y el levante
zumbaba con alegría y el mismo viento corría a una velocidad de cincuenta Km., que
me congratula ese dicho “De noche todos los gatos son pardos”.
Tiro de escoba en otro pueblo, me
dieron trabajo, me relaciono poco o nada
y sigo mi lucha con la botella, que unas veces vacío para otras llenarla
completamente de mí. Recuerdo con lagrimas a Flor, sus plateadas vetas, su pelo
de azabache, la sonrisa en el ámbar de su mirada, pero ya no puedo perderme en
la inmensidad de sus pupilas y la hecho de menos, era la única que me miraba
sin repugnarle mi cara quemada, la única que en el sopor etílico me comprendía,
y ahora que soy una persona honrada para los cánones de esta sociedad bastarda,
ahora es cuando me vuelve la vena Torquemada y me doy miedo…. pues quien tiene
el fuego, tiene el poder.
Epi
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