martes, 12 de mayo de 2020

Para todos, Heroes en la memoria y Valientes en las trincheras...



Mármol blanco,
Zinc,
Urnas y cenizas por doquier
Héroes, tantos que pasan a ser anónimos
Héroes con pies de barro
Que la memoria frágil de los hombres condenara al olvido 
Sutilezas de la propia naturaleza, para seguir avanzando,
Supervivencia no más.

Héroes a su pesar, sin querer serlo,
Héroes involuntarios, sumo y sigo.

Valientes al desnudo, ya sea desde el servicio, al más alto cargo, ya ilustres fregonas, personas del mantenimiento, personal de servicios para que no falte  lo que escasamente ha de haber. Camioneros y camioneras en ruta, de mirada triste, solos con sus centauros de metal atravesando la soledad descarnada para abastecer los grandes núcleos, las pequeñas aldeas.

Alas que tropiezan a la misma hora, intentando levantar un halito de esperanza,

El agradecimiento del que no puede dar más,
Tantas veces repetido que es una sordina que el viento lleva de un sitio a otro sin saber donde ha de depositar,
Pequeño gesto de gente humilde y agradecida con estos colectivos.

Tanto, se llevan, las miserias depositadas en contenedores de colores, como rocían las calles de productos que limpien, productos contra Goliat.
Revuelo de batas blancas, pijamas de hospital, valientes… Que solo queden en valientes, que se proporcionen los medios necesarios, es de justicia, no queremos más Héroes en nuestro haber.

Mármol sin macula, sin epitafios,
Con los corazones doloridos
Con la mirada perdida en busca de luz.
Zinc, para el último viaje,
Soldado, sin ver quien ocupa tan reducido espacio,
Sintiendo como revientan las soldaduras, tanta humanidad perdida.

Cenizas a la espera de tiempos mejores, para despedir en familia y con el amor de los suyos, sumado al de todos, a aquellos que sin buscarlo… hoy desgraciadamente son nuestros nuevos Héroes.
  

España en la desesperación
Y el reino, de tango por los salones
Y el resto ese maldito hemiciclo, que no se entera y sin conciencia
Caverna de lobos, depredadores del poder, sin importadles lo más importante.
¡Tú…! en tu caverna, el en la calle, ella en el hospital o con ancianos febriles, peleando hasta el ultimo aliento.
Hienas, ambiciosas, capaces de hacernos desaparecer, con tal de obtener la vara de mando.
 
Ínsula desgobernada, republica abandonada a su suerte incierta. Que estos trabajos son nuevos, ¡señores…! que opositan, señores de dudosas intenciones y dudosa naturaleza, palos al que comanda, bien o mal, ya se aclararan entre ellos, sin noción alguna de hombres y mujeres de estado. Que el salón de los pasos tristes hoy es para el pueblo llano, para su desmedida cohorte de anónimos Héroes, velados por el pueblo, llorados por los valientes que aun resisten.
Descomunal crisis tanto social como económica, paupérrimo futuro se pinta en el horizonte, si es que este existe. ¡Que esto es entre todos!, o no levantaremos cabeza.
Mientras algunos juegan a ser dioses de la destrucción masiva
Que si tu, que si yo… que si se te fue a ti de las manos, que si vino contigo
En ese Maratón, Olimpiada de paz convertida en pandemia descontrolada.

    

- Que hay de aquella  Dichosa edad y siglos dichosos, aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de Dorados”
Dígame mi señor Don Quijote… ¡Donde..!

-         Ensíllame a Rocinante, acerca mi lanza, presto el escudo la espada y el yelmo, ¡Que esta si es gran aventura, que los cielos nos brindan, para mayor gloria de la orden que proceso, y honor para la más alta dama, mi señora Dulcinea
-         ¿Que  locura nueva es esta…? mi Señor

-         Acaso no ves ese ejercito sin rostro, no ves esos miles de ojos que se acercan en extraña formación, no ves que no tienen bocas, no te ensordece ese espectral silencio, ese como un respirar multiplicado por millones que levanta el polvo del campo. ¿No ves, a tantos caballeros, gente de mala catadura y enanos por doquier?


-         Mire mi  Señor, no se confunda , que aquello que viene de lejos no es ejercito, si no simples, niños mujeres y hombres de todas las edades, de todas profesiones, que marchan al unísono, desesperados, como si no hubiere un mañana, y traen los rostros velados para no matarse unos a otros al  respirar
Mire bien, mi Señor, que son tiempos de incertidumbre, de ciencia y hermandad. De todos a una, como es. No se ha fijado, que el enemigo es tan pequeño, que se ha convertido en un Goliat de proporciones bíblicas. Y entre todos, aun no hemos conseguido formar a un David, que con su honda derribe y corte de raíz a semejante enemigo.

  -    Razón tienes, amigo Sancho…  Que aquí no hay  encantadores que                                                  nos      confundan y debemos andar todos a una.

-        Dígaselo mi Señor, a esos que nos gobiernan, han de ir todos a una, que las cosas de gobierno, deberían tener claro ese cocepto

- Concepto querrás decir Sancho

- no me corrija señor, que usted bien me entiende y sepa usted que yo pobre y humilde no tuve educación, ni pude ser bachiller, que la gente sencilla, hincamos la cabeza en tierra y trabajamos para subsistir. Y no me interrumpa que se me vuela el pensamiento y luego no lo hallo por más que busco. Y como decía antes, ese cocepto y no andar a palos como los señores que pintara enterrados hasta las rodillas el Señor Goya.

-         Se le entristece el semblante mi Señor, ahora más bien es usted el de la Triste Figura…

-         Si, mi buen Sancho, no han leído nuestra particular Biblia que para nobles y villanos fue escrita; y si lo han hecho no entendieron, no la razonaron y han preferido seguir a oscuras. 

-         Mal nos ha de ir con semejantes bellacos. Cainitas hasta en los momentos difíciles

-         Hoy cualquier botarate se presenta a gobernante. El siglo avanza con escasas luces y demasiadas sombras. Demasiadas manos por meter en la hoya grande. El hambre avanza, lenta pero constante.

-         Si, mi Señor, todo va demasiado despacio, ¿nosotros seguimos siendo castellanos y manchegos?

-         Y mediterráneos Sancho, y oceánicos y cantábricos. Nuestro amor sigue con las naciones de la bella Italia, la filosófica Grecia, la de los hermosos fados en los deltas del Tajo, la sin par Portugal, hermana y compañera en tantos siglos. Para ellos también nuestro canto de esperanza, nuestros mejores deseos.

-         ¿Y esos del norte, que hay de ellos, que nos tildan de haraganes, borrachos y fiesteros?

-         Esos, siguen contando sus monedas, la vida se les va entre la ceca y la meca, todo lo que no es grave, todo lo que no sea amasar y llevarse bien con poderoso caballero Don Dinero, es contrario a su fe y su forma de entender la vida, poco solidarios, no les gustamos y nos soportan más que nos quieren. No hay una Diosa Europa solidaria, es una Europa mercantil, que ha olvidado hace tiempo el sentido de vivir y compartir.

-         Aún no se enteran, que la Dueña y Señora, la gran segadora, esa que cuando menos lo espera, llama a tu puerta a horas intempestivas, reclamando lo que es suyo, sin más atributos que llevarte, que la fría desnudez de tu cuerpo, las monedas para el barquero y la cuenta exacta de los diez talentos que nos son entregados al nacer.

-         Cierto es buen Sancho, cambiamos el paraíso por nuestras incertidumbres, somos esclavos de nuestras contradicciones, hemos convertido lo hermoso de la vida en utopía, nos hemos convencido de que tenemos que sufrir para no alcanzar nada, no hay más Edén que este, ni más belleza ni tiempo que este que nos ha sido dado.

-         No hay luz que nos guié, la inocencia nos dura un suspiro, para luego tener que penar hasta que el cuerpo aguante. Sigamos por estos parajes mi señor, disfrutemos de lo que nos depare el día y sigamos en nuestro hermoso batallar, que es justicia. Es más, le digo que marchemos de esa vieja Diosa Europa si no nos quiere, y vallamos con nuestros hermanos mediterráneos, con la naciones del sur y nuestra hermana Portugal.

-         ¿Y el resto Sancho?

-         Con su pan se lo coman y se atraganten, con su mísero comportamiento.

-         No extremes Sancho, siempre quedan las palabras y la razón, y con buen tiento hacerles participes de la misma. Que esta batalla han de librarla la palabra, la solidaridad, el borrón y cuenta nueva y la ciencia.

Cambiar la lanza por la pluma
La sangre derramada por la tinta
La desazón por la empatia de los pueblos
Volver a esa edad Dorada a esos siglos dorados donde no existía lo tuyo y lo mío, si no de todos.

-         ¿No escucha esa dulce música mi señor?
-         Sí es el brindis de la Traviata, o el deseo de que nuestros hermanos italianos, salgan de esta oscuridad, pues su canto será la señal de que se puede salir de esta descomunal batalla y nosotros detrás, y todos los pueblos.
-         Yo de momento me quedo con el Va, Pensiero, en el recuerdo y a la espera de ese gran brindis, como solo ellos han sabido expresar...

- Regresemos pues Sancho, la ronda nos puede encarcelar.

- Quedemos un poco más mi señor
  Hoy la luna es clara, Venus le  va a la zaga
  Los campos están más hermosos que nunca
  Por allí veo a la sin par Dulcinea y mi Sancha que le hace las veces de      dama,
 Solo un poco más, que no sabremos cuando volveremos ha disfrutar de     tanta belleza.

- Como quieras amigo, vamos lentos que hay esperanza y en los nidos de             antaño, como dijo el poeta, cambiemos el no, por el  “vuelven a haber pájaros hogaño”…


   Dedicado a los valientes de cualquier condición y profesión, ¡que ya no queremos más hérose!, pues de los que tengo uso de razón, ha tiempo que desaparecieron.
Más medios para todos ellos, para que se encuentren entre nosotros y escuchar de sus propias voces, sus cuitas y la felicidad de encontrarse entre los suyos cuando todo pase, que solo sea el recuerdo de un mal sueño, del que todos podamos despertar. Hasta entonces que sea un “A Más Ver” y se les rompan las costuras de felicidad.

                                                                Epi o el Buhonero


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