“Desbarrando sin ton ni son”
Murmullo que recorre la faz de la tierra de aquellos que no pudieron
hablar a tiempo.
Cercenando la memoria de los descreídos, todos tuvieron algo que perder,
todos piden ser resarcidos, los más civilizados, los que sufrieron en primera
persona y los grandes olvidados. Memoria generacional que va desapareciendo con
el anhelo de traspasar sin acritud con sentido pedagógico sus penalidades, con
la sana intención de no olvidar para no repetir. Los más civilizados como digo,
que aun quedan, tan solo piden una placa
una disculpa y un hasta siempre que no se vuelva a repetir pero en su fuero
interno desconfían de la naturaleza del hombre, desconfían de las buenas
palabras que al golpearlas, el aire entre si suenan a vacío a crisálida seca por donde escapo el canto que unía
la memoria para frenar el olvido.
Los más jóvenes no quieren saber
después de generaciones de manipulación. Porque la historia la escriben los perdedores, los
zafios, los soberbios, los ignorantes y los criminales de lesa humanidad,
aquellos que ocultos en siglas son herederos directos de la barbarie de una
forma de pensar bastante espartana, los mismos que levantan los ánimos de odio
colectivo, los que vierten palabras envenenadas, aquellos que trafican con el
miedo, esos son los más cobardes los más taimados los mismos que se devoran así
mismo marabunta que recorre la tierra.
Las conciencias adormecidas no saben donde se meten ni a quien
vitorean, nunca hubo una izquierda ni una derecha, las cosas no son tan
sencillas, siempre ha sido acoso y derribo, quitar a uno para poner a otro de
igual catadura o peor, estos que juegan a ser
maestros de la palabra y del ilusionismo, observadores de las costumbres,
condenan al resto a recibir migajas que
les hagan llegar a fin de mes con la boca cerrada. Seguimos en un siglo de
eterna picaresca, de lazarillos y sinvergüenzas, de miserias y miserables, de púrpura,
uniformes y bien trajeados, padres de una patria que no siente nada por sus
hijos, los mismos hijos que denostan a esa patria que no sabe o no quiere, ni tiene
intenciones tiene de aunarlos de darle la oportunidad de volar solos por su
cuenta y riesgo.
Nación que aun no ha despertado del sueño ha de aguantar ahora a esos títeres,
ególatras llenos de vanidades y faltos de masa gris incapaces de coaligarse, nación
que palo tras palo vuelve a las andadas a no querer hacer nada sin atreverse a
saltar al vacío para empezar de nuevo.
Si te dijera que la memoria anda encerrada en muros de hormigón, si te
dijera que el miedo ha mantenido las lenguas aletargadas, si te dijera que
cuarenta años son muchos años, no lo creerías, porque treinta y largos años de supuesta democracia de
libertades y derechos ganados o recuperados del cajón de sastre, donde duermen
la bajezas del hombre y las barbaries donde duerme el orgullo y la sinrazón. También
residen las cosas buenas, que no todo es desafecto y feo pero claro, siempre
esta el cajón de sastre al servicio del miserable, del encantador de palabras,
del corrupto y el corruptor de ese mismo que te consigue los derechos que
derrama cual gotoso sobre el resto a un alto precio de represiones y
violaciones sistemáticas de las libertades y los derechos sin olvidar los
deberes, que uno no se entiende sin el otro.
Aquellos que se erigieron padres de la patria, los mismos que acordaron
la calidad de los votos para una estabilidad en tan delicado proceso y que a lo
largo de cuatro décadas no les ha dado la real gana de cambiarlo y hacerlo más
justo, hoy son las mismas alimañas carroñeras que devoran todo lo que a su paso
osa cruzarse, esos que ven en las diferencias de clase en el poder adquisitivo,
la raza y la casta de una elite de depredadores que no duda en hundir cada día
un poco más a todo un país porque ellos están primeros, insaciables y cobardes
que tiran de instituciones y recursos, que fían su seguridad en su propia
supervivencia comprando voluntades cuando el precio es razonable y no dudan en
patear al ciudadano que les dio la opción el encargo de dirimir y sacar hacia
delante a toda una nación. Y como digo, no son capaces de ponerse de acuerdo,
todos quieren sillón y foto como reinas madres, -porque a mi me han votado
tantos y represento a mi partido-. Para
que continuar con el tema, si estamos aburridos lo mejor seria darles la
espalda, ignorarlos, no acudir a su consulta y dejarlos con el culo al aire que
ya gobernaran otros que si crean, sin chorradas, sin darle palos al diccionario,
sabiendo que el pueblo es genérico como la lengua bien utilizada es genérica…
Y ahora a los mastuerzos les da
por dejar “Congreso a palo seco” que el genérico es muy machista y despectivo y
no hace alusión a congresistas que igualmente es genérico. El problema es que
nos movemos entre idiotos e idiotas, con la segunda basta que es genérica pero
para dar gusto a todos genéricamente hablando. Contaremos el cuento de
Ceperucito Rojo y la loba feroz y ese otro el gamba de Ceniciento o Blanco
Níveo y las siete enanitas, son momentos para irte con los amigos genéricos y
tomarte unos cervezos para ellos y unas cervezas para ellas y aderezar con
ricas viandas como montaditos y montaditas de cerdo o cerda.
Si de algo tenemos que preocuparnos es del Hombre y digo hombre como
especie, también genérico cuyo femenino en este país es el Hambre, y este si
que es genérico sin lugar a dudas.
Y ante los problemas urgentes que acucian a este lindo país, con su
desmemoria histórica, sus chorizos y butifarras, sus corruptos y corruptelas,
con las ganas de independizarse de unos, con los poderes mezclados manipulados
hasta el hartazgo con los libelos de la prensa subvencionada y no independiente,
los canales desinformativos, el paro, los desahucios y la sanidad por los
suelos.
Estos señores y señoras preocupados por cambiar el letrero del Congreso
de los diputados, perdidos en cuestiones semánticas, ¡pues nada!, pongan el
cartel nuevo “Congreso de los Imputados” que es genérico.
De momento aquí espero
a que un vendaval se lleve a tanto Gil y Pollas (Baltasar Gil Imón de la Mota, fiscal del Consejo
Supremo de Castilla y gobernador de Hacienda allá por el siglo XVI más dos
hijas muy feas y tontas) y entre algo
de sentido común por esas puertas del bien intitulado CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
*no me despido con un abrazo porque para alguien sería una brazada, y
yo abrazo al genero humano, al animal si no araña, y en esa brazada tan solo me
llevo lo que abarquen mis brazos al recoger un haz de leña un bidón de agua y
cosas por el estilo.
Como siempre buen día
y sean moderadamente felices
Epi
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