miércoles, 16 de febrero de 2022

¡Y qué...!

                                                                                                        ¡Y qué!


Si las palabras no suman lo que siento

si de ti solo breves bosquejos te definen

dejo mi canto en el viento

el mismo que alborota tu ser


Que de mirarte me alimento

pues no solo de pan vivo

también de tu conocimiento me sustento

afirmando que tu eres igual a mi

que a tu estatura me sumo, ni por encima de tu hombro

ni por debajo del mío


si no, a la altura justa de tus ojos me remito


Y de ellos nada digo, más falta no hace

Impaciente espero libar de tus dulces labios

la ambrosia que viejos dioses, en ellos supieron derramar

modelarte con la calma del alfarero


Habla porque para mi eres descanso

y en tu pensamiento duermo

tan sincero, tan cabal que a veces temo

dejar de ser yo para contigo ser uno

bicefalia deseada


Admiro la danza de tus manos que por tu talle bajan

como corrientes de agua cuando te arreglas la falda.


En este acto mis ojos persiguen hasta caer en tus tobillos

y me entretengo

ligeros como los de ese mensajero halado

del que tantas veces te he hablado


más dame de esa fruta

y compartamos ese conocimiento que nos ha sido vedado

colmándonos de esa luz que tanto necesitamos.


Que si por pecar es… ¡pequemos!

Y si ese Dios inmisericorde se enfada

y de su paraíso enjaulado nos larga,

pues marchemos sin desperdiciar una lagrima

ante tan abyecto acto


Que mil veces prefiero las amarguras que nos manda tan caprichoso señor…

Siempre que contigo comparta


Más deseable se nos vuelven, que esa lasitud, esa obediencia ciega

que no dice nada


Mi amada Eva

seamos nuestro propio templo

nuestros propios dioses

Diosa a la que rogar

Yo tu siervo de amor

En este desaparecer continuo, que el tiempo hoy amigo…

mañana traicionero nos habrá de separar


Mientras, volver a empezar en esa desnudez virginal

Que nuestro amor sea refugio

único paraíso el que nos aguarde sin más


El único premio, cuyo  mandamiento sea la suerte de haberte conocido y amarte la

única llave que su puerta nos abra


Hasta entonces…

Tu y yo y esta fértil espera que nos contiene


Que el alba, derramando su luz por tus cabellos

a la dulce espera que en argenta plata entre finas brumas de seda

la noche presurosa nos alcanza

derramando el sueño en oníricos actos

que el buen Morfeo nos adelante


Siendo tu mi credo y yo parte de tu esperanza.


                                                                                     



                                                                      Epi o el Buhonero


No hay comentarios:

Publicar un comentario