Me llegó su
canto perdido en el aire, envuelto en el polvo de las estrellas
Pero, no quien emitía
tal canto
Su pensamiento
de hoja en hoja, viaja ligero
Pero, no el pensador
Me llegaron las
risas de niños entrecortadas, fundidas con los primeros rayos de la mañana
Pero, no vi a
los niños que reían
Me llego una
vieja historia, de seres plantados como árboles, que lentos hermoseaban sus
primeros brotes, preparando sus mejores galas para la primavera, la historia de
aquellos que los cuidaban, que regaban y podaban sus excesos. Es la historia de
esos cuidadores de plantas que moldeaban los paisajes a su gusto, como ellos
pensaban que deberían de ser. Tenían ese cometido y lo realizaban sin ningún respeto, mecánicos
de las voluntades ajenas, esclavos de
otros hombres que les mandaban.
Y cada cuatro
años, hermoseaban los parques y las aceras, las fuentes volvían como por arte
de magia, a cantar alegres y filtrar la luz, haciendo de la mañana un hermoso
abanico de colores. Entonces llegaban ellos, hablaban a las plantas hombre, con
delicadeza, susurraban las cosas que seguro de sobra sabían que les gustaría
escuchar, las promesas envueltas en voces aterciopeladas, las curas a sus
dañadas cortezas. A cada uno lo que deseaba…
El rosal hace
gala de su atrincherada belleza,
El clavel
esparce en la brisa su aroma a clavo
Las blancas
gardenias perfuman la tarde con su olor a canela,
A arroz con
leche, viejos sabores y aromas pasados.
Era como si de
pronto, todo volviera a esa normalidad de la que un día nos caímos. El verde
alfombrado, invadía por doquier, todos
los jardines, guirnaldas de colores, farolillos, fotos de rostros amables, en
paredes, en vallados kilométricos, fotos en las farolas.
Rozar de manos
polutas, en la apariencia.
Por un día estas
plantas hombre, podían andar,
Por un día parecían
hasta mandar.
Ellos sabían
como hacerles sentirse importantes, como susurraban sus nombres para que no
dudasen.
Luego llegada la
noche, todo volvía a empezar…
Las plantas
hombres volvían ha su monótono existir, los operarios iban en su busca para
recogerlas, dejándolas sobre las aceras, en los fríos parques, en los
invernaderos amontonadas sin ton ni son, volvían a los arroyos, a delimitar los
arrabales, entre lo falsamente prospero y lo verdaderamente humilde. Otra vez
al ostracismo, a la inmovilidad, ha echar raíces profundas de desencanto.
Brotando aquí y allá,
las malas hierbas, los cardos, las trepadoras del poder, oscureciendo las
conciencias, campeando a sus anchas por los viejos caminos, ocupando los sitios
que falsamente dejaran para este señalado día…
He visto los
valles de frágiles amapolas
Arrolladas por
aludes de grandes piedras,
Hasta formar un
río arrastrado por el viento,
De un millar de
gotas sanguíneas, correr arroyo abajo.
El mimo que les
dieran, ha sido cambiado por la desidia,
El abandono
invade la ciudad y mi pueblo
He visto las
grandes masas de plantas hombres, otra vez quietas,
Con la libertad
cercenada,
Los altos setos,
ocultan las traicioneras alambradas
Que en la noche
desgarran los cuerpos de ébano,
Frenando su loca
carrera por la supervivencia
He visto como
los moldeadores de conciencias,
Arengan desde
sus pulpitos, como echan a la pelea, como si de gallos se trataran.
Escucho en el
viento las viejas consignas que se amplían de hoja en hoja, de árbol en árbol.
Es la vida que
se para, que languidece en un largo letargo,
A la espera de
que pasen otros cuatro fatídicos años.
Es la seudo
libertad, que por unos momentos nos parece plena,
Pero tan solo es
el falso despertar de las conciencias que por unos instantes volvieron a la
vida…
Y caigo
interminablemente, un calambre hace que mis miembros bruscamente se destensen,
un sudor frió recorre mi espalda… suena enloquecido el jodido despertador, solo
ha sido un sueño
Una pesadilla,
dormido aún miro mis pies entrelazados de raíces, turba y lombrices, sacudo mi
cabeza y todo desaparece…
¡Hoy me siento
bien, importante!, hoy mi opinión cuenta. y cuenta para decirte que no pienso
volver, porque tu nombre, vi en un papel y corriendo lo cambie, por otra
bocanada de esperanza, por ver si los tiempos cambian… simplemente andar libre,
ahora que ya nadie me manda…
Hoy por fin soy
yo el jardinero, el operario, por fin hoy he podado tu desmedida
arrogancia, por fin he puesto freno a tus
ansias de poder… hoy por fin ya no eres nada, tan solo un frío otoño que
arrastro tu memoria, difuminándola en la noche de los tiempos… ¡Hoy por fin
perdí el miedo y recobre la esperanza….
Epi
No hay comentarios:
Publicar un comentario