La conversación empezó bien, con educación por ambas
partes, bien preguntado y bien contestado, cada uno en su postura. Ella
abogando que desea el trato de ciudadana y no el de súbdita que si iba a
plantear Republica o Monarquía, y él, que existen unos cauces en la
constitución donde dirigir sus peticiones.
“Cierto que existen y que el ciudadano debería de
exigir a sus representantes políticos tal consulta o promover la idea. ¡Eso sí!
como dice el viejo Califa, con las ideas claras, sin mirar atrás y trabajar
para que sea serio el proyecto de estado que queremos”.
Todo correcto hasta aquí, pero le salen las moscas asesoras
o cojoneras, esos que iban detrás, metiendo baza, sin educación, saltándose al Príncipe
e interrumpiendo. Consiguiendo poner nervioso al susodicho, echando abajo el
deleite de una conversación a pie de calle con una ciudadana o posible súbdita.
Yo me hubiera puesto nervioso igual, pero me hubiera
dado la vuelta y con educación les hubiera pedido que no interrumpieran la
conversación, llanamente porque es de mala educación. Me hubiera sentido
ofendido, por que no se si son asesores de la casa real o un par de trajeados
que hoy les tocaba acompañar al Príncipe.
Pero parece ser que los grandes de España y entre los
grandes el Príncipe que por toca constitucional, por gracia divina y por que se
supone un derecho adquirido, el heredero de un Reino y de cuarenta millones de
súbditos, no debe mancillarse con el
pueblo que le sustenta, el ciudadano o posible súbdito, no puede ni debe osar
hablar directamente, “como debería ser habitual” entre alguien que dice
ostentar los derechos a mangonear nuestras vidas y al que supuestamente debemos
lealtad (que esta, hay que ganársela, no
viene por derecho divino y recordarle que en este país, desde la transición los
ciudadanos han sido (¡Juan Carlistas! pero no monárquicos). Es decir, los
ciudadanos aceptaron popularmente al Rey su padre y como ciudadanos es lícito
que nos pidan opinión, si queremos Monarquía Parlamentaria, una Republica o
habas con jamón.
Para entendernos, lo que empezó siendo una toma de
contacto con el ciudadano de a pie, acabo con un “Ya has tenido tu minuto de
gloria” un salirse por la tangente, con muy poco estilo y visiblemente molesto.
Decirle que no puso a la ciudadana en su lugar, sino
que la aparto de malas maneras, regresando usted a su burbuja Principesca.
Que poca visión una oportunidad como esta, para ganar
simpatías y posibles adeptos, que no
llama dos veces a la puerta. Y todo por que el supuestamente preparado
personaje de esta historia, a sus acompañantes no les ha dado sensación de
estar “preparado” y que se estaba metiendo en terreno pantanoso.
En fin, el padre tuvo un valido, honorable e integro
en la figura de Adolfo Suárez, que llego a tener los redaños de montar unas
elecciones nacionales, por que quería una democracia real y ser elegido por
sufragio.
Y tú, Príncipe, no tienes nada ni nadie que te avale. Tan solo eres Felipe el hijo de Juan Carlos,
el que renuncio al poder absoluto para devolvérselo al pueblo soberano (eso sí,
con unos costes adicionales) de lo que se deriva la parte pactada de tu
envestidura como Rey de España y Jefe del Estado, porque así quedo en la Constitución del 78.
Se dice que las ocasiones las pintan calvas y hay que
cogerlas por los pelos.
Para un estreno con el pueblo llano, La pifia en verso
en el intento ¡voluntario o no!, de
humillar a la ciudadana en este caso y por ende al resto de ciudadanos
que no súbditos, con esa frase tan manía y falta de originalidad de “Ya has
tenido tu minuto de gloria” fíjese usted, quizás la ciudadana sin desearlo,
usted le ha regalado un minuto de gloria. Y gracias a esos que le acompañaban,
ha salido usted perdiendo un valioso
“minuto de oro” del que anda tan necesitado.
Volviendo a la realidad de este país, acrecentando la
distancia entre ustedes “Príncipes y Políticos” y el pueblo llano…
¡Por un minuto de gloria, valiente salida! Sepa que no
hace falta un minuto de gloria por salir en Televisión, hoy hay un centenar de
medios con las nuevas tecnologías, no para tener un minuto de gloria, sino toda
una vida.
Sea usted Rey, de quien quiera ser su súbdito. Yo como
la ciudadana de turno, deseo ser ciudadano y seguir siendo súbdito de mis
debilidades, mis errores o aciertos, súbdito de mis amistades y ciudadano para
lo que usted y ustedes deseen, siempre que sea legal y piensen en el bienestar
de cuarenta millones más de ciudadanos…
¡Ah! ¿Republica, Monarquía? a mi personalmente me
la “refanfinfla”, tan solo quiero lo
mismo que dijo aquel: “Que el que gobierne, sea decente, honesto, honrado e
intachable trabaje para el beneficio general de los ciudadanos y no de
particulares…
---------------------------Buen
día… Salud y cordura------------------------
Epi
Epi
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