miércoles, 12 de marzo de 2014

Somos un pueblo con una herida sangrante...



*Somos un pueblo con una herida sangrante, eterna mal curada, con episodios de amnesia colectiva, con periodos cortos de felicidad prestada, somos un pueblo de bueyes, con la frente mansa, somos la quimera de un mal sueño, algo que no existe. Somos el eterno grito, tan alto que ya no se escucha, tantas veces herido, que aquel que nos mira, hace tiempo que dejo de sorprenderse, somos como una imagen de celuloide, cortada en el arrepentimiento y vuelta a montar, cortada en el odio y vuelta a montar, cortada en la sin razón y vuelta a montar. El drama constante, el ultraje del padre hacia el hijo y viceversa, del vecino Cainita en su máxima expresión. Somos el pueblo del todo vale, de la falacia interesada, del exterminio del pensamiento, somos la negación misma, el silencio como código, el miedo constante a recordar. Condenados a repetir, el “Déjà vu” de la locura.
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-Somos el eterno pueblo con ganas de salir hacia adelante, con deseos de amar, con el intento de risa, dibujada en la comisura de los labios. Somos solidarios, de puerta en puerta, nos batimos el cobre si es necesario.
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*Pero somos individualistas con avaricia, de todos los pecados, se vino a instalar el de la envidia. De todos los males el orgullo de nuestra ignorancia, campea por nuestras tierras libre de impuestos directos, pero escondida en la manga, la mayor factura  que a una nación como esta, le cuesta el día a día, ese desangrarse por le eterna herida. Nuestra maldición, los malos gobernantes, los reyes absolutistas a lo largo de su historia, los muertos de hambre sin escrúpulos elevados a presidentes, gobernadores, ministros, alcaldes, presidentes de asociaciones, al más simple encargado de cerrar la cancela para que no escape el ganado, el genero que ha de ser sacrificado para engorde de cuatro tarados, a los que no les importa nada mas que el beneficio propio. Acechan en el sueño, emponzoñando el oído del durmiente, cortejando a la madre, la hermana, la mujer, a la hija, aves carroñeras, prefieren la carne gris y muerta, al cristiano viejo y pobre, ignorante a más no poder, sumiso, obediente y temeroso.
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-Pueblo que ha dado hijos sobresalientes, poetas, científicos, humanistas, conquistadores, aventureros, generosos y cosmopolitas. Gente amable, alegre, enamorada de la vida, de la tierra.  Locos geniales, rústicos con una capacidad de raciocinio fuera de lo común, de palabra sencilla y sentencia rápida, pensadores en todas sus escalas sociales, románticos, filósofos que ya quisieran en otras latitudes y un idioma común, extendido como la pólvora, donde se han vertido las mejores obras del pensamiento propio y universal.
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*Pero reconoce el mal heredado del envidioso. Reconoce el mal del poderoso, falto de estos atributos. Que aprendieron como loros el arte de la palabra fría y hueca. Reconoce al reprimido a ese enano acomplejado, refugiado en la sotana, en la seda y los oropeles. Reconoce la mala suerte de este pueblo, al elegir a sus gobernantes, ¡miopes pagados de si mismos!.
Niños que no han terminado de madurar, encerrados en cuerpos viejos, con la hiel a flor de piel, salvadores de patrias y almas, sin consultar a nadie. Hipócritas, pájaros carroñeros, obtusos. Que tiran del resto hacia abajo para que no prospere el país, capaces de negociar con la sangre y el llanto de ese pueblo universal y generoso. Enfundados en el odio necesario y desmedido, que han de exterminar, si es preciso por la fuerza, por la represión y las armas, para que no avance.
Creyéndose en el derecho, de humillar, en la apropiación indebida de  las excelencias, para sus seguidores. Pequeños cuervos sin luces que se auto castran en todos los sentidos con tal de asomar la gaita y pasear su famélica visión salvadora de Dios Patria y Señoritingo. Señoritos de la nada más absoluta, usurpadores de lo divino, amparados por una fe modelada al antojo y exigencias de ellos, Patria convertida en latifundio a su servicio, para uso y disfrute de mentecatos, que al pasear levantan la cabeza, para que todos se fijen en el orgullo de sus vilezas, amparadas por la Santa Madre Iglesia, cueva de ladrones trasnochados…
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Sacudamos de una vez por todas, el yugo que nos atenaza
cerremos de una vez por todas la herida
Limpiemos la sangre de nuestro costado
Caminemos juntos, sin tu más y yo menos…  por igual
Saludemos al nuevo día con una amplia sonrisa
Construyamos para salir de este pozo
Escala de hombres, formada para sacarlos a todos
Recuperemos la memoria, el placer de pasear tranquilos
Volvamos a los viejos libros de antaño
Que las cuitas del loco sean nuestras
como lo son las sentencias del viejo labrador
Quitemos el peyorativo señor y cambiemos por amigo,
compañero, hermano
Hagamos de la libertad un deber
Aventemos el trigo de la paja
que pan hay para todos y cada uno en su sitio
Que aquí entramos todos, bien ordenados, hay espacio y holgura
Que nuestro grito llegue lejos,  tanto que se tambaleen lo viejos templos
Volvamos como leones, levantando orgullosos la frente
poniendo fin a la ignorancia, fin a la intolerancia
Colocando a esa maldita casta en el sitio que se merece
Purgando sus desmanes, y si alguno se levanta, que se encuentre a
a mil para gritarles basta
Y si insisten en su tozudez, dejémoslos en el camino
Fuera de nuestras fronteras, sin nada
tan solo, con pedazo de pan, un cuartillo de agua
Que hay sitio para todos en esta España, para todos los que quieran
amarla y compartirla en buena compaña…

                                                                            Epi

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