Que mal gobiernan los unos y opositan los otros y viceversa.
Faltos de inteligencia los unos, faltos de ideas los otros y viceversa,
Que cadencia más inútil, estéril alternancia,
Que manera más poco sutil de zumbarse la badana.
Que poco interés en los asuntos generales, que manera de dar un paso hacia
el lado y dos hacia atrás.
Y nosotros hijos de Caín, que pasivos, sin aliento con la mirada nublada y
el pensamiento aletargado.
¿Quién nos dio esta condena?
¿Quién nos dio el arte de la picaresca, de vivir sumergidos?
¿Quién nos robo la energía, la voz de la protesta?
¡Donde se ha visto que te den con el palo y no protestes!
Que te dicten lo que tienes que hacer, como si a ellos les pertenecieras
¿Por qué siento como una condena el haber nacido aquí?
Y ese eterno éxodo de mentes preclaras, a enriquecer otras tierras
Ese éxodo de manos trabajadoras, que no miran hacia atrás por que los de
arriba no los quieren
Hasta cuando esa marea negra de incompetentes, sobrevolando las alturas de
nuestras peladas testas
¿Cuándo les vamos a devolver golpe por golpe, para cuando esa cacerolada?
debe este país de Sanchos, empezar a ignorar a tanto capullo y a tanta
gaviota, a practicar el sano ejercicio de ignorarlos, de no verlos en los
telediarios, de no saludarlos en la calle, de no leerlos en los periódicos, de
no escuchar sus falacias, de dar un gran pucherazo, e invitar a las bases de
estos innombrables a secundarlo.
Dedicar ese día todos juntos al sano deporte de la convivencia, la charla
con los amigos, unas cervezas y olvidarnos de tanto pájaro y tanta flor con púas…
en definitiva, ser por una vez nosotros los que mandemos.
¡Haber si se enteran de una puñetera vez!
Epi
Epi
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