martes, 11 de febrero de 2014

Vida renovada



 
Entre brumas,  lentamente despierta  la mañana
Sobre las hojas, pequeñas gotas de rocío recamadas
testigos  de la madrugada
que tiñen de  matices dorados, la angosta negrura del bosque.

La vida se derrama por doquier,  desgranando un día más.
Sentada sobre el viejo árbol, espera, paciente que el sol penetre
zarandeando con su canto a los seres que aun duermen

El coloso estira sus brazos y llega donde imaginar no puedas
verdes retales de musgo acompañan la paleta de colores
de este singular artista, que infatigable se renueva.

El viento recoge las primeras voces,
esparciendo las viejas charlas de ayer.

En deliciosas cabriolas el agua de los arroyos se despeña
salpicando la vieja corteza de árboles centenarios
humedeciendo sus agrietados labios

Agua que a de recorrer sus anillos concéntricos,
refrescando en ellos la memoria del mundo

Pesados se mecen, por quitarse de encima las telas
que la hiedra en su ímpetu por conquistar los cielos
medra ante talles tan imponentes, pasando de rama en rama
hasta llegar a lo más alto
y así conquistar su espacio de luz y aire.

En ese medrar constante,  tejen el nuevo traje
con hojas muertas, musgos y líquenes,
de pequeños helechos al viejo árbol  visten,
que su sombra es precaria, pues su tiempo es pasado
y de sus vestiduras originales carece

Sombra donde descansara la amada,
Sueño de primaveras pasadas
en su lugar pequeños seres, de su tronco
su morada han hecho

Pero aun se resiste, retorciendo su vieja raíz,
afianzándose en un abrazo desesperado a la piedra

Negando lo evidente,
que el tiempo,…se sabe que pasa inexorable y no vuelve
Tan solo el deseo de un día más,
sus cansados brazos en cruz
consiguen apenas,  esa verticalidad,
que peligrosamente el viento y el tiempo mecen.

El lucero de la tarde , testigo mudo
de todas las épocas,
observa la caída del coloso

Un crujir de brazos que ya no soportan, estampida
de vida, su luz cubre al caído, con manto fino
Lentamente el polvo vuelve a ocupar su espacio,
sumiendo en el silencio el especio dejado
réquiem mudo,
anónimo entre los caídos

Llega el nuevo día
la mañana, puebla de cantos la ausencia pasada,
Donde hubo muerte
ahora hay esperanza
es sencillamente... la vida renovada. 

                                                                                         Epi

2 comentarios:

  1. Muy bella descripción de la muerte del ayer y del renacimiento de hoy. Todo lleva al renacimiento de alguna manera (pienso yo).
    Un abrazo

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  2. Sí, tienes razón... Simplemente es el curso de la vida, pero sin ruidos que la distorsionen ni dramas exagerados... Un abrazo

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