sábado, 25 de enero de 2014

EA, MI NIÑO ¡CON UN PAR!




La pérdida de la razón, cuando el orador no es convincente, cuando las palabras y las ideas se enquistan, cuando lo que tu boca dice, el gesto lo desmiente. Dejando paso a la sin razón, al ordeno y mando, lo que nos lleva a la citada frase de “"Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir", de Don Miguel de Unamuno…
Así asistimos, a la aptitud de prepotencia, chulería y despropósito del señor Ministro de Justicia, cuya falta de imaginación, nos deja claro la postura del Gobierno, regresando a nuestra memoria, algunos espectros del pasado, por los que debe sentir este injusto señor, cierta simpatía.
A la pregunta de Jueces Para la Democracia “la reforma de la ley sobre el indulto, para que no siga concediéndose de forma abusiva, arbitraria y sin ninguna explicación”.
 El Ministro de Justicia contesta:
“que no iban a cambiar la ley, porque pensaba que el Gobierno debía indultar a quien quisiera y sin fundamentar sus decisiones. Como va ha dejar desprotegida a esa Casta… ¿de donde salen ustedes?...
Ea,  mi niño, ¡con dos cojones!
Por eso en el año 1988 se indulta a un golpista, que de haber conseguido su objetivo no le hubiera temblado la mano al firmar sentencias, como otro Dictador más. Esto ocurría en  Era socialista.
Diez años después 1998, en Era Popular se indulta a otros dos señores, que se saltaron todos los obstáculos legales, para ponerse a la altura, de aquellos que mataban, raptaban y exigían un pago con el único objetivo de mantenerse en su violenta aptitud todo el tiempo que pudieran.
Es lo que tiene, la alternancia, que entre colegas se protegen. Utilizan los resortes y los para bienes del estado para uso particular, para perpetuarse en el poder eternamente, para delinquir impunemente, colocar a sus lacayos en todos los puestos de poder para ir asfixiando el estado de derecho y los supuestos poderes, como el legislativo, ejecutivo y el judicial, haciéndolos totalmente inoperantes. Y así conseguir salir indemnes. Quedando todo enmarañado bajo el poder ejecutivo
Y no se engañen, los expedientes no se pierden, ni desaparecen, se apartan de la vista, se ocultan a la memoria, pero de perderse nada, que vivimos en una sociedad de coacciones y de verdaderos profesionales de la coacción…
                                                                                                                           Epi

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