Hablando con el visionario de la Quinta del Sordo
Muchos años de clandestinidad,
fueron forjando una nueva orden, heredera de los antiguos slogan de principios
de siglo, dos republicas, en alternancia con dos dictaduras, la segunda fue la
más dura y la más duradera.
Una confrontación civil, un no
ponerse de acuerdo en las ideas, intransigencia por todas partes. Un abanico de
posibilidades, que por desgracia se fue convirtiendo en afán de poder y
protagonismo.
Atentados en las calles,
consignas contra el poder establecido, diferencias sociales abismales, la
perdida de un tiempo trasnochado, de un imperio venido a menos. Revueltas
independentistas, promovidas por terceros con intereses ocultos, salir de
Guatemala para meterse en Guatepeor, en la boca del lobo, con piel de cordero.
Se estaba dibujando a nivel mundial el nuevo mapa geopolítico. Los nuevos
señores extendiendo sus tentáculos.
Por parte del antiguo Imperio, un,
no saber retirarse a tiempo, el no haber negociado una devolución honrosa.
Querer por la fuerza mantener lo que un día usurpamos, en vez de negociar. Los
mismos caciques de aquí, exportados a las colonias, la misma prepotencia y
autoritarismo, el mismo sistema de clases. Tanto tiempo y no aprendimos.
Mientras el mundo se
convulsionaba, iba cambiando de aspecto, los más listos se posicionaban para el
reparto de la tarta, que traería sangre, genocidio, asolamiento y destrucción
por doquier. Preparándose para combatir a un enemigo común y universal.
Nos convertimos en los tenderos
de la gran guerra, el dinero entraba a espuertas, pero siempre en las mismas
manos, mientras la clase social más débil, seguía hambrienta e inculta.
Mientras la antigua orden, la que
llegaba desde el inicio de los tiempos, la que siempre, contra viento y marea
se había mantenido en el poder más
absoluto, conspiraba en sus ateneos, en sus casinos de mercaderes y
empresarios, confabulaba con el clero, bailaba con los militares y coincidía
con las ideas del gran enemigo universal, en la primera Gran Guerra y en la que
se avecinaba en la siguiente y más desoladora.
Esa vieja oligarquía que se
negaba a perder sus derechos, derechos que estaban por encima de la nación,
derechos para unos cuantos elegidos, empezaron su cuenta atrás, el gran salto
que los pondría en primera fila. A la espera de los designios de su Dios
patrio, a la paciente espera del gran Caudillo de la guerra, en el que
depositarían, todas sus esperanzas, con unos beneficios del ciento por ciento.
Caballeros de antaño, agrupados como los otros en sus logias, cortos de visión,
harían con su esfuerzo, retroceder al país que tanto decían amar, otros
cincuenta años.
*
Sumergidos durante cuarenta años,
doblegados, exterminados por pensar diferente, ajusticiados por reclamar lo que
en derecho, pertenecía a todos y no a unos cuantos elegidos. No se salvaron ni
algunos de los propios, que se cuestionaban y reclamaban, más cuotas de poder.
La pérfida Europa nos dio la espalda, condeno a toda una nación a este cruel
destino, en aras del beneficio propio. El nuevo mundo nos devolvía golpe por
golpe, los atropellos del pasado. Se dieron cuenta a tiempo, que era más jugoso
mantener a un genocida en el poder, mientras este no se moviera de su sitio, y
respetase los intereses del resto del mundo y este mundo hipócrita los
intereses del Caudillo y la gran familia, amparado a la sombra del gran Dios,
bajo palio y bendecido por su representante en la Tierra, y sus ministros
retrógrados posicionados en la Católica España. El resto de sus habitantes, como
se pudo comprobar en las grandes guerras, “era sencillamente, reemplazable”.
Pero todo acaba, ¡tarde!, pero
acaba. El mundo volvía a cambiar, nuestros vecinos Lusitanos, hicieron su
revolución de los Claveles, y el monstruo fue derrocado, la vieja Cuba a golpe
de revolución, dejo de ser el patio de atrás del nuevo Imperio Romano. Por
desgracia a la larga entre embargos, y autoritarismos revolucionarios se fue
quedando sola y aislada. Y así, colonia
tras colonia, país tras país, con más o con menos sufrimiento fue recobrando su
libertad e independencia.
Saltaron las alarmas, se hicieron
más autoritarios, el miedo y la desconfianza los hacían más peligrosamente
torpes. Torpezas que aun segarían muchas vidas. Empezaron a cuestionar desde
dentro, la situación del país, la división abismal entre unos y otros, incluso
los militares y la curia fueron, lentamente cambiando de pareja, de sistema,
primero en susurros y luego a grito pelado.
La muerte del Can-Cerbero, que
salio volando, en el impulso de una bomba, solo el viejo Caudillo lloraba su
muerte, el fin de una forma absolutista de ver el mundo y la vida, la suya y la
de unos cuantos buitres que vivían holgadamente, mientras él, sin que le
temblara el pulso, mantenía firmes y sumisa a toda una nación. De este tiempo
oscuro y gris, heredamos dos cosas por partida doble. *La alternancia de los
nuevos caballeros de la orden de la
ROSA y los viejos y sempiternos caballeros de la orden del Pájaro,
cambiando el águila bicéfala por la estilizada GAVIOTA. * Las dos ordenes, con
las mismas pocas ideas de antaño. Que viene el coco comunista, que viene el
facha fascista.* Que esto va bien, que esto va de cojón de mico.
*
¿Quien te ha contado semejante
historia?
¿Sigo…?
Bueno, tengo tiempo y nada que hacer
Llego la tan cacareada
democracia, fuimos paradigma y ejemplo de transición. Se cocino todo entre
ellos, se pidieron entre ellos, borrón y cuenta nueva. La Corona, seria
constitucional con pingues beneficios, la antigua oligarquía en todos sus
estamentos quedaría tal como esta, sin sufrir persecución ni juicios sumarísimos
y quedarían aglutinados con el tiempo baja el vuelo de la GAVIOTA. Los de la nueva orden de la ROSA, recuperarían su sitio histórico
y los bienes perdidos, así como los agentes sociales. Pero como siempre se olvidaron
los unos y los otros, de la nación, de los que habían sufrido el ostracismo, la
persecución y los abusos.
Y entre alternancia y alternancia y un poquito entre
todos, por mirar hacía otro lado, como suele pasarnos en este bendito país.
¿Que paso?
Pues que entre unos y otros…
La golpearon sistemáticamente hasta astillarles las piernas por debajo de
las rodillas, le vaciaron los bolsillos,
le quitaron la cartera, desfiguraron su rostro y cuando no quedaba sitio por husmear,
ni parte blanda vital, para seguir golpeándola y marcándola, la abandonaron… En
honor a la verdad, fueron desplazados, que tantos años de maltrato cansan al
más pintado, le llenan de vergüenza por haber sido espectador pasivo, por
participar de esta orgía de poder desmesurado. Mientras los asesores de imagen
la maquillan, y los escritores de slogan publican a pie de hermosas fotos “Ella
va bien”…
Después los agentes sociales,
peleando por naderías, consiguiendo bagatelas mientras se llenan los bolsillos
y la panza en festines, en una bacanal sin límites, ensuciando el nombre de los
que si creen y trabajan. Comulgando con
los grandes, los elegidos, los
intocables. Perdiendo su independencia, perdiendo la confianza de sus
defendidos, perdiendo la única fuerza que les hacía fuertes ante los poderosos.
Hasta no llegar a distinguir a UNOS de OTROS, es lo que suele pasar, cuando te
acostumbras a alternar con los Caballeros de la ROSA, con los caballeros de la GAVIOTA.
*
Y por fin lo han conseguido,
cuando apenas éramos chiquillos, una joven democracia, con ganas e ilusiones,
nos fueron envenenando despacio. Tarde nos fuimos dando cuenta de que no tenían
ganas de cambiar, querían seguir igual y nos engañaron hábilmente, o quizás
fuimos cómplices, por que todo nos parecía que iba bien. hoy escuche a los
jóvenes, que se conformarían con cualquier cosa, aunque sea por cuatro cuartos,
desmoralizados, tirando la toalla, teniendo que comer de sus padres y no
sabiendo que comerán mañana sus hijos. Pensando en el éxodo, sin fuerzas para
luchar. Preparados como están y sin futuro, sin ganas de lucha, asqueados, en
el punto de mira a expensas de cualquier cazador.
Por otro lado los empresarios
grandes, frotándose las manos, ofreciendo cenas y reconocimiento a los
caballeros de la ROSA
por allanar el camino por partirle las
piernas, a esta bella señora, a la madre de todos, irreconocible de tanto
agravio, que asemeja más a una vieja desdentada. cenas de reconocimiento a los
caballeros de la GAVIOTA
por poner de rodillas y anular voluntades, por haber secado la savia joven que
brotaba, ahora contaminada y pastosa, sin aliento, que la que no parte fuera,
muere lentamente sin orgullo en esta tierra ultrajada.
*
Grito…
Grito y nadie viene
El pánico me sobrecoge ante
tamaña visión
Y veo…
Veo como de tanto cohabitar, de
tanto alternar, de tanto incesto nacional
Llega el horror…
El horror que nos habré la boca,
pero esta no emite nada
Nadie en nuestro socorro, ni un
hálito de esperanza
Palabras....
No hallo palabras… será por eso
que mi grito no se oye
Luz…
No hay luz que atraviese este
cielo
Como no hay victoria en desigual batalla
Gentes…
No estoy seguro, es como una
mascarada
Y se quitan la mascara y no
tienen rostro
Larga fila…
En larga fila y no se rebelan,
como corderos al holocausto marchan
- ¿de que me habla?
De esperanzas truncadas
De días sin mañana
De noches eternas
De flores pisoteadas
De Príncipes de la Paz
Que venden nuestra tierra sin
importarles nada
Que miran para otro lado y no quieren
ver
Como esta tierra se desangra
Como se vuelve gris y estéril
De seniles testas coronadas que
ya no se enteran de nada
De hijos que ultrajan, que aquí
todo vale…
Y ya nada vale, que a Rey muerto
Rey puesto y que siga
esta bufonada.
Salgo corriendo a tomar asiento
que me espera el visionario Sordo
de mi Quinta
-¿el mismo?
¡si! el mismo, el de la Quinta del Sordo
- ¿y te habla?
Me dibuja que es lo mismo
-¿y te escucha?
Asiento, lloro de impotencia y me
enrabio
Y me avergüenzo, que también asi se habla
Miedo…
Verdadero miedo, he visto el
horror en su pintura
El padre comiéndose al hijo
El superviviente en éxodo
Y a los Jinetes del Apocalipsis,
a los caballeros
Malvendiendo la partía a manos
extranjeras.
- entonces, ¿no hay esperanza?
Si no hay lucha ¡No!
Si no hay orgullo ¡No!
- pues difícil lo veo
Yo, ya ni veo
Mis cuencas están vacías
Mi espíritu preso
-¿hasta cuando, amigo?
Hasta que se nos caliente la
sangre y esta llegue al río
Entonces es cuando estaremos del
todo perdidos
Entonces lucharemos y quizás...
Quizás no estemos vencidos
Epi
Epi
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