viernes, 23 de mayo de 2014

Frente al mar...



Sentada frente al mar le asaltan los recuerdos de sus primeras andanzas, frente al mar se desnuda sin vergüenza, frente al mar recuerda con sonrojo su primer y único amor, frente al mar, vestida de blanco lino, una flor en el pelo y azahar en los labios, deja escapar un suspiro y le invade la nostalgia. 
Papá se fue a la mar y como dice la canción, no sabe cuando volverá, mientras mamá tiene la mirada perdida, adivinando los caminos del mar por donde él ha de llegar.
Estira las piernas hacía atrás, los brazos se apoyan sobre la arena y el rostro al sol, que la brisa es suave. Cuando era niña las mil y una triquiñuelas, el despertar de mujer, la ropa escondida en la maleta para la escuela y cambiarse a toda prisa para que no la vean vestida de colegial… que seguridad da ir como a una le gusta, sentir las miradas y entre todas, aquella para la que se engalana, y cuando la tiene de frente no poder aguantar el envite y coqueta baja la mirada, para no verle y es cuando su espíritu, su cuerpo su mente se llenan de deseo. 
Otra vez se despierta frente al mar, las primeras canciones. Tu canción su canción vuestra canción, por un tiempo la banda sonora de vuestras vidas, donde refugiarse si hoy no os pudisteis ver, la tonada del recuerdo y los momentos tristes,
La misma que como un himno canta las virtudes de ambos, el tiempo más maravilloso, tiempo de amor de desengaño, de hoy te enfadas tú y mañana yo. Sabiendo que entre hoy y mañana hay mucho tiempo para amarse entre enfado pueril y enfado.
El resto de una ola baña sus pies descalzos, cae en ese dulce sopor mientras una mano llena la suya y se ven juntos paseando por los “Tristes”, aires de la Alambra, Triana suena, los últimos acordes de “Señor Troncoso”, dando paso a “Tu frialdad”, la misma que os quema cuando no habláis, la misma que os junta y antes de subir la cuesta del Albaicin ese juego de mariposas se besan. 
Su mano, la de él, se posa suave en su hombro, su mano, la de ella, como pájaro herido lenta pero segura se ciñe en su cintura, una cerveza en un carmen, el olor de las flores y ya soñando con el Sacromonte.
Noche gitana, noche Lorquiana. Frente al mar, los años que le que quedan, sus dos amores, su compañero del alma. Sola frente al mar se atreve a recordar, sobre la arena escribe su historia y mira con pudor por si alguien se acerca borrarla corriendo.
Se alegra que no hay nadie a la vista y como algunas veces, es la mar quien suavemente en un ir y venir se lleva su historia, la guarda celosa y de vez en cuando, solo de vez en cuando, se la cuenta al viento y este en murmullos, en la suave brisa que baña el rostro de ella, se la repite sin cesar.
Pequeños momentos, dulce debilidad, solo es el tiempo en imágenes que se van perdiendo, por eso se sienta frente al mar para que esta y el viento le susurren al pasar, las cosas que olvida por que no las quiere guardar, que ella no tira de pluma ni papel…

                                                                Epi

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