Cuando
salgas ya no estaré
Dame el abrigo, que cuelgue tu
cansancio,
en el perchero.
Tu camisa de esperanzas rotas, sobre
la silla
Deja tus zapatos sucios, de hollar,
miserias e injusticias.
Dame tu mirar cansado y tu
enfebrecido corazón
Permite ungir, tus manos y pies con
mis manos
Que bese tu frente.
el agua, preparada, lista para
sumergir tu cuerpo,
el albornoz descansa detrás de la
puerta.
Dedícate el tiempo que haga falta.
Cuando salgas ya no estaré…
Sobre el perchero, tu descansado
abrigo.
Sobre la silla, tu camisa limpia,
doblada
con la esperanza renovada,
y debajo de la misma, los zapatos
lustrados.
Que el nuevo día se avecina y la
batalla
de la vida continua, por sus ya
consabidos
derroteros.
Al marchar, dejo otra copa de vino
en el salón.
Déjate arrullar, que el amado o
amada, no tardaran.
No pidas cuentas.
Que el resto de la jornada sea
fructífera
El silencio voluntario, y las manos
cómplices.
Por una vez que el amor os baste
Que el resto, pertenece a los sueños y ya
Morfeo anda estirando su manto.
Epi
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Epi
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