martes, 19 de noviembre de 2013

Cuando salgas ya no estaré







            Cuando salgas ya no estaré

Dame el abrigo, que cuelgue tu cansancio,
en el perchero.

Tu camisa de esperanzas rotas, sobre la silla
Deja tus zapatos sucios, de hollar, miserias e injusticias.

Dame tu mirar cansado y tu enfebrecido corazón
Permite ungir, tus manos y pies con mis manos

Que bese tu frente.

Sobre el baño dejo una copa de vino perfumado
el agua, preparada, lista para sumergir tu cuerpo,
el albornoz descansa detrás de la puerta.

Dedícate el tiempo que haga falta.

Cuando salgas ya no estaré…

Sobre el perchero, tu descansado abrigo.
Sobre la silla, tu camisa limpia, doblada
con la esperanza renovada,
y debajo de la misma, los zapatos lustrados.

Que el nuevo día se avecina y la batalla
de la vida continua, por sus ya consabidos
derroteros.

Al marchar, dejo otra copa de vino en el salón.
Déjate arrullar, que el amado o amada, no tardaran.

No pidas cuentas.
Que el resto de la jornada sea fructífera
El silencio voluntario, y las manos cómplices.

Por una vez que el amor os baste
Que el resto, pertenece a los  sueños y ya
Morfeo anda estirando su manto. 
                                                                     Epi
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