domingo, 17 de noviembre de 2013

¿Por qué?



¿Por qué?


¿Por qué? tuvimos que hacernos sedentarios, crear barreras, crear fronteras. ¿Por qué? no seguimos con nuestro natural hacer, migrar, seguir las grandes manadas,  recolectar lo necesario por esos caminos aun no marcados por el hombre. ¿Por qué? dejamos de compartir el mismo cielo hasta llegar a perder la noción de las estrellas, caminos que la noche y el conocimiento, basado en la observación, nos hacían llegar a todas partes, con todos. Dejarnos llevar por la brújula de la vida, esa que la naturaleza nos dio a todas las especies.
¿Por qué? tuvimos que apartarnos del resto, organizarnos en clanes dar de lado a todo y a todos, porque en los genes de nuestra evolución andaba metido el ombligo del hombre,
El odioso ombligo de nuestro mundo.
No se cuando decidimos que el regalo de la vida sería un producto a intercambiar, con un precio en constante fluctuación, ni cuando inventamos los aranceles. No se cuando empezamos a desconocernos, creando documentos que dijeran quienes somos y la valía de nuestra persona.
El sedentarismo nos obligo a crear ciudades, a vigilarnos. Con él, vino el aglutinar la nada para hacerla rentable, inventamos la riqueza material y pusimos un precio a nuestro existir.
No entiendo como llegamos a destruir los excedentes, antes de repartirlos equitativamente, como nos sumimos en la barbarie de aniquilar a generaciones completas, en decidir quien merece la vida, quien la mala vida y quien tan siquiera ni eso.
No se quien decidió que nuestro sistema, basado en la infelicidad de otros es el correcto, como llamamos justo la expoliación de ciertos países, para beneficio nuestro
No entiendo por que se llama a esto progreso, civilización, evolución. Cuando más bien creo que es involución.
Es tanta la rabia, la impotencia y la vergüenza... No entiendo
Como no entiendo, los dogmas de cualquier credo, que nos tendrían que unificar en justicia, en igualdad y sin jerarquías. Tan solo nos disgregan, nos enfrentan y nos confunden.

Ayer en mi farola, que feliz, ausente de todo
Filosofo de la nada
El gran vago.
Hoy acalorado, bastante enojado, más bien jodido
sin tregua.
Retenido en este caos sin sentido
Más perdido, si cabe aun
Recluido, andando en zigzag, sin saber como se hace de frente
Y me duele, no ya el cuerpo, si no el espíritu, la conciencia
Con miedo, sin salida inmediata
En fin, jodido
¿Por qué? dejamos de migrar

Diógenes fue listo, el primer tuerto en este mundo de ciegos
se aparto lo suficiente para retomar la vida
Cosmopolita primigenio, enemigo de la propiedad, solo reclama lo que es de todos por excelencia, el sol, el agua, la vida en definitiva
Sentado al sol ligero, ante él la sombra imponente del otro grande. Alejandro, civilizado tocado y moldeado por los grandes pensadores de su siglo. Que pena que llegara tarde a conocer a Diógenes. Alejandro que brillo doblemente, lo suficiente para sobrevivir en la memoria de los hombres. Tuvo la fortuna desaprovechada de morir joven, por que de sus logros no hemos aprendido nada, aglutinar, conquistar he imponer. ¡Que amamos la sordidez, glorificada!... siempre en movimiento, lo freno la realidad, el resumen de la insignificancia, la muerte que a todos iguala y nos hace comprender aunque tarde, y nos tapa la boca para no poderlo contar.
Pero no se preocupen que no pasa nada, como se suele decir ha sido un momentito de bajada.

Ahora, me repongo
Ahora solo quiero mi farola, mi faro
Mi esquina donde espero a Morfeo
Mi hoy, nuestras esperanzas y vuestro futuro
Y, como no, ese cafelito en buena compaña
las cosas que deje ayer
sencillas, agradables….
                                                   Para no enloquecer
                                                                                        Salud
                                                                                                            Epi
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