Sentados en la orilla encontramos
a Manolito y a su viejo amigo el Buhonero, este le hablaba pero no lo miraba,
llegaba la hora de partir y Manolito andaba triste.
-Cuéntame Buhonero como pudieron
venir tres niños en una tarde si eso nunca sucedía así
- Cuando yo era como tú Manolito,
porque yo también fui así, hice un pacto con la mar yo le di lo más preciado y
ella me regalo un puente de plata con pies de coral y ámbar pulido, para que
los niños pudieran al pasar ver lo que debajo esconde la mar y en raras
ocasiones yo, cuando quiero los dejo pasar. Este ha sido mi regalo antes de
marchar.
- Buhonero, ¿Por qué no puedo
llorar, es por que estoy loco de verdad?
- Manolito, tu si puedes llorar,
porque tu risa es el eterno llanto del loco, ese que nivela las cosas, el que
rige las mareas, es el llanto de la esperanza, el llanto esperado de la
humanidad, ese que renueva el agua del mar, del que se nutren las historias que
a la orilla van a parar, Manolito sin tu risa no existiría nada, ni tan
siquiera las historias que te acabo de contar
-Buhonero me duele el corazón y
la garganta y los ojos se me llenan de mar, ¿que me esta pasando?, ¡tengo frío
y soledad!
El Buhonero se había marchado y
su ropa dejado al lado de Manolito, la mar se levanto despacio sobre sí misma y
llamo a Manolito, con su cuerpo de coral y sus brazos de fina sal, la mar con
blanco manto de espuma a Manolito abrazo, lo sentó en su regazo y un beso en la
frente le dio y Manolito por fin lloro. Lloro su segundo llanto (que algunos
sabios conocen pero dicen, que no se debe contar) que la risa era el anterior y
la mar le acunaba suave mientras se regeneraba con sus lagrimas y tranquila le
decía este es mi pacto, mientras las ropas de Manolito al Buhonero entregaba y
vestía a Manolito con las de este…Tú llanto Manolito es el que me faltaba, es
la esperanza que nos quedaba para que nada de lo bueno cambiara y aquello que
es malo desapareciera, por mí viajara por toda la tierra y de buena voluntad a
todos llenara, con él seguirán llegando historias de los niños de la mar, de
aquellos que no sabían nadar, y tu podrás viajar a ver a tus amigos a mi otra
orilla sin espejos de coral..Duerme ahora mi niño…que me queda un regalo que
dar.
Epi
Epi
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