¿Qué pasó?... ¿Cuando se rompió el equilibrio?
A quién se le ocurrió, sumirnos en la ignorancia, en la oscuridad, en la
soledad más absoluta
Qué o quién, tuvo la peregrina idea, el miedo y la ira de semejante
condena. Todo iba bien, igualdad, sin liderazgo por parte alguna, con sentido
común.
¡Pelele! eso es lo que eres, niño asustadizo en cuerpo de hombre. ¿Qué te
crees? ¡Que la vida para mi a sido fácil!
A quien se le paso por la carcasa de
su huera y acomplejada cabeza, que tenia que ir contigo, aportar una
dote, como si con mi persona no fuese suficiente, ¡como no tuviste el valor
suficiente ni el orgullo, de recibirme simple y llanamente, por ese amor del
que hacías gala! Tragaste miseria, apartaste la mirada y como una mercancía te
fui entregada. Malditos tus padres y los míos, malditos los jueces y los
religiosos, que cómodos se sentían, mientras pensaban “otra más domesticada,
otra oveja controlada”.
Soy persona como tú, como tú, tengo sentimientos, fuerza y capacidad de
decidir por mi misma. Tengo liderazgo y don de gentes, tengo humanidad. ¡O
crees que solo es atributo de tu género?
Quien te metió en esa pelota de aire que tienes por cabeza, que yo estaba
supeditada a ti, que seria tu chacha, lavaría, plancharía para ti,.Te haría las
comidas y cuando al señor se le antojara ¡sería tu barragana! y encima a cuidar
el fruto de tus actos. Sin voz, sin decisiones, sin tan siquiera sentirme
parte.
Pelele, mojigato, muñeco de trapo lleno de complejos, atribulado e inútil.
¡Tú, si, tú!, no importa tu estatus social, si marchas andando o en avión
particular, si eres miserable o presidente. Tan solo el miedo te mantienen, te
nubla el pensamiento, a la caza del más débil para seguir ejerciendo, tú que te
ocultas, enfundado en buenas maneras.
Tus padres deberían, haberte dado unos buenos azotes y enseñarte que todos
somos personas, sin genero, sin número…
Papanatas, echaste mano de la religión para condenarme, de las leyes para
atarme. Manos del silencio cómplice de la mayoría, de los que son como tú, para
humillarme, para erigirte rey de mi persona.
Y lo peor, es que a fuerza de darnos con el palo, a fuerza de matarnos
lentamente, a fuerza de hacernos desaparecer sistemáticamente. Ahora seguimos
vuestra doctrina. Que cuesta rebelarse, máxime cuando entre nosotras, no nos
ponemos de acuerdo. Que duro tuvo que ser para las primeras, que aun no nos
hemos recuperado, que no conseguimos levantar cabeza. Pero estamos en lucha y
de ahí a la guerra, solo nos queda un paso.
¡Ah! ese es tu miedo, no te preocupes… también estamos a un paso de
solucionarlo.
Empieza por mirarnos como a personas, como a iguales… y hablamos
Que somos malas, ¡pues claro! que esperabas. Estamos en el mismo barco, las
mismas enseñanzas nos cubren a ambos.
Y somos listas, como el hambre de justicia y compasivas, tanto como tú o
más y sabemos ser justas. Los mismos errores y aciertos nos amparan.
Y venga, misóginos, maltratadores y asesinos. Vamos que hay sitio, la
justicia les ampara “deténgame, que he matado a la vida, he asesinado a la
mujer”, a comer caliente y a prepararte para matar otra vez..
¡A ver cuando os enteráis de una puñetera vez! Que por separado no somos
nada, pero juntos no hay quien nos pare. Uno al lado del otro, sin género sin
número…. solo personas
Que no quiero más días en mi calendario, ni más números
No quiero el día de la victima de la mujer asesinada
No quiero ir en contra de nada ni de nadie.
Solo quiero dejar de tener miedo
Y empezar a ser persona
De volver a andar juntos, uno al lado del otro
Que no se olvide esta pesadilla
Que no se repita este holocausto.
Por que sencillamente, pensar que tengo que
Emularos, me cuesta.
Pero,
¿y si cambiaran las tornas…?
Epi
Epi
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